Con todo el lío de las vacaciones se me olvidó hacer la entrada para comentar la cuarta temporada de la comedia americana por excelencia, The Office. Creía que ya la había realizado pero simplemente dejé una reseña en el chat-box diciendo lo increíble que es esta serie, una verdad que va a misa. Además aprovechando el fenómeno Batman: The Dark Knight, película que simplemente diré que me ha encantado pero que no comentaré aquí por 2 motivos: para el cine ya están otros y que media blogosfera ya la ha comentado, por lo que yo me dedicó a lo mío, a las series. Eso no quita que vaya a utilizar el lema del Joker "why so serious" para aquellos que aún no han visto The Office. Si lo que necesitas es reírte con una serie, poner una sonrisa en tu cara, alegrarte un mal día de estudio o trabajo, hacerte más ameno el fin de las vacaciones o la vuelta al día a día, hazme caso (de una vez), esta serie lo hará en cantidades industriales.

No voy a contaros que me ha parecido esta temporada porque sería como repetir por enésima vez que me ha encantado. Todas las temporadas de The Office para mí han sido geniales de principio a fin, incluso la primera que solo tiene 6 capítulos y que tampoco es que dieran para mucho. Una prueba de ello es que junto con me llamo Earl (mi otra comedia favorita) es la serie que más rápido me he ventilado. Era acabar un capítulo y automáticamente ponerme el siguiente por lo que cuando me quería dar cuenta me había cepillado media temporada. Por eso mismo intenté darme un tiempo entre temporada y temporada pero era descargarse una nueva temporada y caer irremediablemente. Así es The Office un puro placer seriéfilo que solo necesita un poco de tiempo para cogerle el gusto, conocer a los personajes y sobre todo, a la oficina en general. Una vez superado esto, caerás en las redes de Michael, Dwight, Jim, Pam,Ryan y el resto de la tropa.

La cuarta temporada ha tenido la peculariedad de que al principio, 3 de los 14 (creo) capítulos tuvieron una duración de 40 minutos. A mí no es que me disgustara ese cambio en la serie pues me daban más tiempo de una de mis series favoritas pero si es verdad que la esencia de The Office se perdía un poco pues las historias se tenían que alargar más de la cuenta para rellenar todo ese tiempo. No significa que fueran peores que un capítulo normal, ahí está el ejemplo del episodio de la carrera en contra de la rabia pero sí es verdad que prefiero que los capítulos dobles se queden solo para especiales, tipo navidad, y sobre todo para esas gloriosas season finales que nos regala esta serie. Otra vez con cliffhanger memorable de regalo, el cual no me esperaba visto lo acontecido durante toda la temporada y sobre todo en esos últimos minutos finales (para no parar de reír).

La serie desde que comenzó ha sufrido 2 grandes cambios en relación a los personajes. Lo primero la cámara (recuerdo que The Office está grabado como si se trata de un documental), la cual ha llegado a un nivel que es un miembro de la serie más que interactúa con personajes y que nos permite ver cosas que solo se ofrecen al espectador y no al resto de personajes. El otro gran cambio que viene dándose desde la segunda temporada es la evolución de los personajes y la importancia que han adquirido las tramas personales de cada uno de ellos. Todos tienen su historia, normalmente de amor (ya sabéis) pero al fin y al cabo nos han mostrado como han evolucionado con el paso del tiempo y de la serie, a algunos de forma que casi son irreconocibles como puede ser el caso de Ryan.

En esta ocasión no he comentado nada en concreto de la serie, no porque no haya pasado nada que se pueda considerar spoiler sino todo lo contrario pues me podría tirar un buen rato destripando todo lo sucedido en esa oficina pero es que Ánade se marcó hace unos días una gran entrada precisamente sobre esto y por eso directamente os recomiendo que le echéis un vistazo. A cambio os voy a dejar con el que puede ser el único momento de toda la serie en el que Michael Scott hizo las cosas como un jefe las debe hacer, dejando contentos a sus empleados.
Comercial de Dundle-Mifflin por Michael Scott:


PD: La canción del vídeo es "Chariots of fire" de Vangelis que para una referencia músical que podía hacer en el blog, no iba a dejar pasar la oportunidad.