Dollhouse me recuerda al Real Madrid: tiene un buen entrenador (Joss Whedon), realiza fichajes galácticos (literalmente) y se habla de ella a diario aunque la mayoría de las veces no sea sobre lo visto en el terreno de juego (sus capítulos). Desde sus inicios siempre se ha hablado más de todo lo que la rodea, que de la propia serie en sí (entre los que me incluyo). Solo tengo que mirar mis repasos de noticias y novedades que vengo realizando esta temporada, para darme cuenta de que todas las semanas hablo de ella y eso que hasta ahora ni siquiera había comenzado con su segunda temporada. Por eso, he esperado a ponerme al día con la serie para comentar en profundidad cual es la su situación actual, aprovechando también que la FOX la ha borrado del mapa hasta el próximo mes de diciembre, donde la cadena volverá a emitirla para quitársela de encima lo más rápido posible a base de dos capítulos por semana. Ya me ha vuelto a pasar, rios de tinta sobre Dollhouse y todavía ni he mencionado cual es el nivel actual que está mostrando la serie en su segunda temporada.
Pese a que la temporada me está gustando más de lo que esperaba, tengo claro que Dollhouse y yo tenemos muy difícil conseguir hermanar. Su primera entrega resultó ser un chof en toda regla, a excepción de Epitaph One, capítulo que para colmo solo se pudo encontrar en el dvd de la serie (o en tu servidor de descargas habitual). Precisamente este episodio creo que es el responsable de que los primeros cuatro capítulos emitidos hasta el momento, no me hayan terminado de llegar del todo. Han estado demasiado centrados en los conflictos morales y éticos con los que cuenta Dollhouse, algo que me parece lógico y normal pero que me gustaría que fuesen combinados de manera más efectiva con la trama principal, si es que esta existe. Si echas la mirada atrás, ves que todo lo sucedido en la primera temporada, se ha traducido únicamente en tener a Paul Ballard dentro de Dollhouse (desplazando a Boyd a jefe se seguridad) y poco más, pues Echo sigue en su afán de despertarse al igual que lleva haciéndolo desde el piloto.
Epitaph One nos mostró el atractivo futuro al que se dirige Dollhouse. El aspecto positivo de ello, es querer saber como y cuando llegaremos allí, pero en su contra, está el hecho de querer llegar cuanto antes. Sobre todo sabiendo que la serie no volverá a conseguir el milagro de la renovación de cara a una tercera temporada, por lo que es muy posible que al final nos quedemos con las ganas, siempre y cuando Joss Whedon no se ponga las pilas en los episodios restantes, hasta llegar a los 13 que compondrán esta segunda temporda. Me resulta curioso ver como Epitaph One fue diseñado como una especie de final alternativo, por si la serie no renovaba después de su primer año y puede que terminé cumpliendo con su propósito un año después. Con esto no quiero decir que la serie esté actuando como si lo visto en este episodio, no existiera, pues poco a poco hemos podido observar levemente como algunos personajes están perfilándose para terminar convirtiéndose en los que vimos en aquel futuro apocalíptico. Al menos esa sensación me está dejando la evolución de Sierra, Victor, Echo, Paul, y sobre todo, la de Topher.
He querido centrarme en el futuro de Dollhouse porque realmente su presente tampoco da para mucho más. Ver como los activos tienen que lidiar con sentimientos tan fuertes como el de la maternidad o como Whedon quiere diferenciar la labor que cumplen con la de la prostituación, me resulta interesante pero a la hora de trasladarlo a la pantalla, no tanto. Los capítulos se me siguen haciendo pesados y eso que esta temporada duran los ordinarios 42 minutos (8 menos que los de la primera). Quizás sea su aire de procedimental camuflado o que las historias contadas me parezcan siempre un más de lo mismo, tratadas con más o menos acierto según la ocasión, pero la cosa es que no consigo congeniar con Dollhouse. Además, ver como la supuesta protagonista de la función es el personaje que más me sobra de toda la serie, como que no ayuda. Está muy bien que Eliza Dushku salga en cada capítulo con menos ropa que la tape, pero aparte de alegrar la vista al perosnal, podría concentrarse en lo realmente importante aquí, que su personaje resulte mínimanente interesante y que ella ponga de su parte para conseguirlo.
Ahora toca esperar hasta Diciembre para continuar con Dollhouse. Solo espero que no me entre la misma pereza que he tenido para empezar su segunda temporada, pues sigo pensando que la serie tiene un potencial increíble pero que sigue siendo desaprovechado en la mayoría de las ocasiones. Quiero una Dollhouse más centrada en la trama y que nos dirija al futuro que nos mostró en Epitaph One. Ahí será cuando Dollhouse y yo, podremos empezar a llevarnos bien.
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