Como dije la última vez que escribí de ella, me gusta dedicarle tres entradas por temporada a 24, pero esta vez voy a hacer una inevitable excepción. No es para menos cuando hace un par de semanas se confirmaron los pesimistas rumores a los que no quise prestar atención en su momento. La FOX ha decidido que el octavo, sea el último día en el que veremos a Jack Bauer patear culos a diestro y siniestro por los Estados Unidos. Por suerte, esto no es una despedida definitiva, pues ya empieza a sonar con fuerza, la posibilidad de que se inicie una franquicia en la gran pantalla con el personaje como estrella protagonista. También he llegado a leer sobre un posible spin-off, pero este tipo de anuncios, son más producto del impacto por la cancelación que de cualquier otra cosa. Visto lo visto, a los seguidores de 24 nos quedará la posibilidad de seguir disfrutando con Jack Bauer en el futuro aunque claramente, nunca será lo mismo.

La cancelación de 24 era la primera excusa fundamentada que tenía para volver a hablar de la serie en tan poco tiempo. La otra, también con la FOX como protagonista, se debe a que después de retrasarnos (y colarnos) durante semanas el ansiado capítulo doble, por fin esta hemos podido verlo. Ha coincidio con el episodio 15 y 16, una cifra tan poco usual, como lo está siendo toda esta octava temporada. Que cancelen 24 me duele, pero que lo vayan a hacer en el que muy previsiblemente esté siendo su peor día (aquí cada uno tendrá su libre opinión), hace que el adiós a la serie vaya a ser aún más duro y difícil. LLevaba unas cuantos capítulos más animado y satisfecho con lo que me estaba mostrando el show (precisamente desde la última vez que hable sobre ella), pero estos dos episodios han supuesto toda una jarra de agua fría en cuanto a las aspiraciones de tener a la mejor 24 de vuelta . No han sido malos, pero de un doble de 24 siempre he esperado lo máximo, y esta vez, me he quedado con las ganas. Quizás sea culpa de estar viendo Alias en estos momentos o simplemente se deba a que definitivamente y a falta de siete capítulos para concluir, la octava temporada y yo, no nos estamos entendiendo.

Aviso que a partir de ahora llegará el turno de tratar algunos detalles, por lo que cuidado si no quieres enterarte de nada de los sucedido en 24 hasta el 8x16, o si tampoco quieres leer el despotrique que tengo preparado hacia ciertos puntos y personajes de la temporada...

Puedo contar con los dedos de una mano los momentos que realmente me han impactado en lo que llevamos de temporada, y estos, no entrarían ni en el Top 25 de los mejores de la serie. El año pasado, los terroristas asaltaron la Casa Blanca y nos regalaron un capítulo doble que entró directamente entre mis favoritos de todo 24. De este, en cambio, en unos pocos días solo podré recordar la muerte del Presidente Hassan, y si eso. Que queréis que os diga, cuando no he llegado a simpatizar con el personaje, como que su trágica y previsible despedida me importa más bien poco. Eso si, este hecho espero que sirva para cambiar radicalmente el rumbo de la historia principal porque no puedo más con ella, ni con sus protagonistas. Siempre me molestaba que 24 la cambiara cada pocos capítulos y para una vez que me hubiera gustado que sucediera algo así, me estoy quedando con las ganas. Todo lo que ha rodeado a Hassan ha sido soporífero (señalando especialmente a la petarda de su hija y al piltrafilla de su hermano) e incoherente, pues todavía me pregunto como los guionistas han intentado colarnos que las motivaciones de los terroristas al final solo fueran, hacerse con Hassan para asesinarle. En serio, que alguien me explique que sentido tiene montar el circo que han montado, sólo para eso, cuando podrían haberle apresado tranquilamente en su país o 15 capítulos antes, por decir algo sobre la actuación de los señores terroristas...

La trama principal, los terroristas y Hassan, no son los únicos culpables de mi descontento hacia 24. Otra de las grandes culpables de mi descontento, tiene nombre y apellido, Dana Walsh, el personaje que todo el mundo debería odiar. No solo porque sea una traidora por dinero (¿en serio?, vaya tela...) sino porque su afición a estar pegada al teléfono móvil acaba con la paciencia de cualquiera. Ha conseguido que vea a Katee Sackhoff con malos ojos, algo impensable para mí hasta hace bien poco. Por suerte, su paso por la serie tiene pinta de estar cerca de finiquitarse y si puede ser, que sea gracias a la intervención de Cole, pistola en mano. Podría tirarme horas echando pestes sobre Dana y su trama, pero quiero reservarme algo para el resto de secundarios que ni cortan, ni pegan, ni pintan nada. Por ejemplo, estoy viendo a la Presidenta Taylor y no la reconozco. Entre que sale poco y para lo que ha hecho hasta ahora, ojalá se la hubieran ahorrado y así podría haberme quedado con el buen recuerdo de la séptima temporada. Su ausencia de protagonismo, me lleva a uno de los males de este año, la escasa relevancia del factor político en las diferentes tramas. Está en el trasfondo de todo, vale, pero no es ni mucho menos, a lo que estamos acostumbrados a tener por 24 y eso se está notando mucho más de lo que podría haber imaginado nunca, pues este tipo de aventurillas dejaron de tener gracia para mí, desde que el gran David Palmer dejó la presidencia.

Los males de la temporada no acaban aquí, pues todo lo anteriormente dicho, se entrelaza con el punto principal, la calidad en el guión y en la puesta en escena. 24 nunca se ha caracterizado por tener unos diálogos profundos como un relato de Shakespeare, pero porque directamente nunca los ha necesitado, al tener historias trepidantes y giros sorprendentes cada dos capítulos. Todavía estoy esperando el primer cliffhanger que realmente me deje con el culo torcido y me deje con ganas de más este año. No estoy pidiendo nada del otro mundo, cuando estoy hablando de 24, la especialista en la materia. La dejadez en el guión no solo la estoy notando en esto, sino que las conversaciones son tan previsibles, tópicas y repletas de clichés, que podría ver un capítulo sin audio y aún así no me perdería. En serio, ¿cómo se puede estar notando tanto la marcha de Jon Cassar del equipo creativo de la serie?. O era el único que aportaba grandes ideas en la sala de guionistas o no podré llegar a entender la decadencia creativa que está atravesando actualmente el show. Para colmo, está el tema de habernos mudado a Nueva York, del que solo diré que igual que estamos en la ciudad de los rascacielos, lo podríamos estar en cualquier otra ciudad del país (con muelle, eso si) porque no nos han mostrado absolutamente nada de la misma, y su particpación, no pasa de ser meramente anecdótico.

No reconozco a 24 en la octava temporada, y esto es algo que me fastidia aún más, desde que se sabe que será la última. Por mucho que me duela y viendo el decadente nivel actual del show, no creo que sea mala idea cerrar un ciclo y probar suerte en otros campos como puede ser el del cine. Allí por lo menos se podrán elegir tramas más interesantes, o por lo menos, las malas no podrán estirarse más de la cuenta, cosa que en casos como el de esta octava temporada, no hubiera venido nada mal. Solo espero que en los capítulos restantes, aparezca el villano o el verdadero grupo terrorista a batir, Jack Bauer coja la metralleta, el bazooka o el tanque que necesite para que comience el verdadero espectáculo que llevo esperando desde que su nieta le llamó abuelo. . Soy consciente de que mucho tiene que cambiar en tan poco tiempo la película, pero entre la evidente mejoría de los últimos capítulos y que por fin le hemos pegado carpetazo a la trama del ataque nuclear, solo espero que la temporada me sorprensa y me demuestre que todavía le quedan los mejores cartuchos por usar, en las que serán las últimas horas de 24 y Jack Bauer.

Es la primera vez que rajo así de la que siempre será una de mis series favoritas, pero cuando algo no te convence, da igual que la serie se llame Lost o 24. Entiendo y sé que muchos que andabáis también mosqueados con la temporada, habéis visto algo de luz estas últimas semanas, os comprendo perfectamente, pero ojalá pudiera ser optimista y decir lo mismo. Cómo estaré de decepcionado que estoy por reservarme los últimos siete capítulos para verlos del tirón y despedir a la serie de la forma en la que comencé, maratoneando. Es el último recurso que me estoy planteando y que me queda para despedir a 24 como se merece... por la puerta grande.