En el inicio del mes de septiembre, seguro que no soy el único al que le sucede lo siguiente. Es una de las épocas del año en la que más me apetece ponerme con una serie nueva (más incluso que en vacaciones), pero por contra, soy totalmente consciente de que no es una decisión acertada debido a que la caballería de series otoñales está apunto de regresar (acompañada de numerosos estrenos) y cuento con que mi lista personal ya es lo suficientemente amplia como para seguir añadiendo sin control. De todas maneras, he optado por hacer uso del dicho que dice que "ni tanto, ni tampoco", y he terminado lanzándome con dos nuevas series:
Arrested Development y
Curb Your Enthusiasm (El Show de Larry David). Ambas son comedias altamente recomendadas, teniendo la primera (escribiré dentro de no mucho sobre ella) la duración típica de cualquier sitcom, es decir, 20 minutos por capítulo, mientras que los de la segunda suelen llegar a alcanzar aproximadamente la media hora. En situaciones como esta, en las que haces caso omiso a la lógica, animarte a comenzar series de corta duración por lo menos consigue apaciguar levemente a tu pepito grillo (voz de la conciencia por antonomasia) particular. Empiezo a darme cuenta de que estoy soltando un rollo sin sentido aparente al más puro estilo de
Larry David. ¿Cómo? ¿No sabes de quién hablo? ¿Todavía no le conoces? Espera a que te lo presente...
En Curb Your Enthusiasm, el cómico se interpreta así mismo, mostrándonos el día a día de su acomodada vida, pero sin recurrir al estilo documental tan de moda en los últimos tiempos. De esta forma, le vemos haciendo recados de todo tipo, cenando con los amigos, en la alcoba con la santa de su mujer, cepillándose los dientes, acudiendo a la oficina, etc. Larry David hace más o menos lo mismo que cualquier otro mortal, con la diferencia de que tiene mal karma. Hasta tal punto es esto, que en cada capítulo lleva la "
Ley de Murphy" a otro nivel, convirtiendo el, "si algo puede salir mal, saldrá mal", en la auténtica premisa de la serie. Mucha culpa de ello, la tiene el propio Larry, pues realmente para describirle hace falta rebuscar en un arsenal de adjetivos despectivos, y aún así, seguro que no son suficientes. A modo de ejemplo, me vienen a la cabeza unos cuantos del estilo de desgraciado, grosero, impertinente, irritante, descortés, egoísta, indecoroso, incorrecto, etc. A pesar de esta descripción, estamos ante una persona sin prácticamente maldad, pero su mala fortuna alcanza tales dimensiones que hasta cuando pretende hacer algo bueno, le suele ir incluso peor. Por unas cosas o por otras, siempre termina liando alguna épica.
Las meteduras de pata de Larry, en muchas ocasiones consiguen producirte verdadero malestar e incomodidad. En este aspecto, sólo hay una serie a la que se asemeje, pero sin llegar a superarla:
la versión británica de The Office (la protagonizada por
Steve Carell no, la otra). En esta,
Ricky Gervais en su papel de David Brent, hizo de los momentos de "vergüenza ajena" una auténtica imagen de marca. Larry no llega a semejante extremo, pero porque las situaciones incómodas son sólo una parte de su repertorio. Por cierto, aunque Larry David aparezca en el 99% de las escenas del show, la serie cuenta con unos secundarios estupendos. Ahí está el caso de Richard Lewis (el mejor amigo), Jeff (el representante) y Susie (la loca mujer del representante), la propia Cheryl (la encantadora esposa), Wanda (la que considero como la némesis de Larry), etc. A pesar de lo que pueda parecer, con Curb Your Enthusiasm las carcajadas están aseguradas o al menos a mí me las está arrancando continuamente. Además, hay otro aspecto que me encanta del show y que no quiero quedarme sin destacar. Me estoy refiriendo a la capacidad que tiene Larry para preguntarse sobre el porqué de todo lo que le rodea. Saca a relucir muchos temas que seguro que en algún momento de tu vida, has llegado a plantearte sin llegar a darle importancia, pero ahí reside la diferencia entre una persona corriente y este nuevo Dios seriéfilo al que adorar, pues para un servidor, en esto es en lo que se ha convertido Larry David.
Hoy mismo he acabado la
tercera temporada (cada una tiene sólo 10 capítulos) y puedo decir con la boca bien abierta que todavía no me he encontrado con ningún episodio que baje la media general de la serie. Desde el primero, hasta el último de la tercera, todos me han encantado por igual. Nunca le he encontrado sentido a la expresión "humor inteligente", de ahí que nunca la haya utilizado, pero si tuviera que hacerlo por primera vez, seguramente sería para hablar precisamente de esta serie. Convertir únicamente cuatro o cinco ideas disparatadas en un episodio de media hora, requiere mucho trabajo de guión, y en este caso, es inmejorable. La fórmula siempre es la misma, Larry empieza a meterse en líos (muchas veces sin querer y sin ser consciente de ello), y al final todo le estalla en la cara para despiporre del espectador. A partir de la segunda temporada, empiezan a proliferar las autoreferencias a la propia serie en forma de
leitmotiv (el límite horario para llamar por teléfono, la pulsera, la colección de porno de Jeff...) e incluso aparecen tramas secundarias que abarcan un amplio abanico de episodios. Estas no dejan de ser curiosidades, como también lo son la cantidad de rostros conocidos que le hacen una visita a Larry.
Martin Scorsese,
Saquille O'Neall,
Martin Short,
Ted Danson,
Julia Louis-Dreyfus,
Jason Alexander, etc. Todos ellos haciendo de sí mismos, como no podía ser de otra manera.
Larry David, si es conocido por algo en Hollywood, es por ser uno de los co-creadores, junto a
Jerry Seinfeld, de la mítica sitcom de la década de los noventa,
Seinfeld. Esta es realmente la única información adicional que necesitas para comenzar con Curb Your Enthusiasm y no sentir que te estás perdiendo algo, dadas las innumerables menciones que hay hacia ella. Supongo que si has visto la serie que le encumbró en su día (aquí un servidor todavía no lo ha hecho), es posible pillar algún que otro guiño que a mí se me pueden estar pasando por alto, pero esto no puede suponer (y no lo es) ningún inconveniente a la hora de animarse a entrar en la vida de Larry David. Ni de lejos considero a Curb Your Enthusiasm una comedia para todos los públicos, pero si tienes la suerte de que te atrape desde el primer capítulo, como me pasó a mí, no te arrepentirás de conocer a un tipo que parece como todos los demás, pero que es único en su especie.