La agonía de la séptima temporada de 'Weeds' ha llegado a su fin. Si todavía no conoces el cliffhanger que nos ha regalado Jenji Kohan para sumar a la colección... ¡Spoilers!

Era inevitable. A Jenji Kohan al final tanto fumar marihuana, se le ha subido la cabeza. Es la única explicación que encuentro para la que ha organizado esta temporada. Al principio de cada entrega de 'Weeds' nunca he sido capaz de presagiar dónde y cómo acabarían Nancy y compañía, debido a la predilección de la máxima responsable por colocar divertidos y surrealistas árboles que impedían ver el bosque... hasta que de repente (casi siempre en torno al ecuador de cada campaña), simplemente aparecía. ¡Estaba ahí! Todo hacía presagiar que el patrón se mantendría este año, pero esta vez los árboles en vez de desaparecer, parecían hacerse cada vez más y más altos, sin rastro del ansiado bosque. Tras ver la season finale, el 7x13 "Do Her/Don't Do Her", la búsqueda ha llegado a su fin y por primera vez me he quedado sin mi ansiada recompensa. Abandonando el modo metafórico, lo que quiero decir es que esta temporada 'Weeds' no me ha parecido 'Weeds', o por lo menos, he sido incapaz de disfrutarla como de costumbre. Y esto lo dice alguien que no tuvo queja alguna con el cambio de aires mejicano y que considera a la sexta temporada una de las mejores de toda la serie. Partiendo de este último punto, empieza mi crítica personal, pues después de llegar a un final de ciclo (el segundo de la serie tras el vivido al final de la tercera entrega), lo lógico hubiera sido presenciar una especie de reinicio. Nada más lejos de la realidad.

El principal mal que he encontrado a esta temporada, no es otro que haber sentido en todo momento que los principales personajes iban como pollos sin cabeza. La ausencia de un villano les ha impedido implantar un punto fijo común como destino. Para más inri, cada uno de los protagonistas ha jugado en una liga diferente, no siendo hasta la recta final, cuando los caminos de unos y otros se han terminado juntando ligeramente. Esto es la primera vez que pasa en 'Weeds'. Si se hubiera conducido la situación correctamente, tampoco tendría que haber supuesto un lastre (como lo ha sido), pero al no haberse definido de forma correcta una trama horizontal, la sensación final que me ha quedado es que Jenji Kohan nos ha querido seguir contando nuevas y disparatadas locuras/aventuras en formato de tramas que abarcaban dos o tres capítulos, sin pretender llegar a ningún puerto al final del camino. Lo que se suele interpretar como no saber que querer hacer con tu serie, y en consecuencia, con tus personajes. Cuando arrancó la entrega con aquel salto en el tiempo de tres años, todo hacía presagiar que rápidamente todo volvería a la normalidad. Algo que no se ha producido básicamente porque Nancy no ha sido Nancy, Andy ha pasado de ser la alegría de la huerta a ocupar el mismo puesto de estorbo que Doug, a Silas han decidido darle uso de una vez por todas pero en el peor momento posible, y finalmente, está Shane, el único que sale (una vez más) favorecido de este baile de idas y venidas sin puntos de inflexión que valgan.

Han sido tantas las tramas de esta temporada que realmente no sé ni por cual empezar, ni en cual centrarme. Supongo que elegir a Nancy es la opción más acertada, pues su papel este año refleja todos los males de los que ha achacado la séptima campaña y que se pueden aplicar sin problemas al resto de personajes. Primero está su relación con Zoya y su hermano, que no ha tenido ni pies ni cabeza, desde ese vendo bombas para comprar marihuana hasta rematar con el hoy me tiro a una y mañana al otro. Sin olvidarme de su estancia como secretaria en la misma empresa que colocaron a Doug como un gran hombre de negocios (después de haber estado mendigando durante años). Con lo fácil que hubiera sido empezar la campaña mostrando cómo lidiaba Nancy con su reinserción y los dilemas que supondría a la familia, para más tarde ponerse en contacto con Heylia (su vuelta ha sido de lo más destacable) y arrancar el negocio de la venta de marihuana (MILF) a gente elitista (una gran idea que se ha esfumado a la misma velocidad a la que llegó). En vez de eso, se han querido abordar tantas cosas, que al final no ha dado tiempo para centrarse en ninguna. Algo que ha pasado también con el tema de Stevie, el cual debería haber sido tema central en todo momento, y del que sólo se han acordado al principio y al final. Todo con la excusa de conseguir un final a lo "felices para siempre", con todos los Botwin reunidos como si no hubiera pasado nada.

El balance general es negativo, pero eso no significa que esta temporada no haya tenido cosas positivas y grandes momentos, más allá de los efectivos cliffhangers utilizados para finalizar prácticamente todos los episodios. Pese a esto, reconozco que si estaba ahí cada semana era más por simple inercia que por puro interés. Me ha encantado ver cómo Shane empezaba a darse cuenta de su vocación policial pese a ser un psicópata en potencia. Igual que el enfrentamiento de Silas contra la gente de los Castillos Hinchables, y más tarde, contra su propia madre. Lo malo de estas historias, es lo que he dicho al principio, no han durado más de tres capítulos, y de esta forma no se las ha concedido el tiempo necesario para dar el juego que presuponían dar. Y así con todo. De Doug y Andy me da pena hablar para despotricar, pero es lo único que se merecen. Los diálogos del tito Botwin siguen siendo igual de suspicaces, pero sin un transfondo o contexto sólido en el que apoyarse (que el trío de la muerte y la rueda de Copenhague hayan sido sus bazas no dice mucho a su favor), no dejan de ser simple chachara barata. El caso de Doug es parecido al de Andy, pero diferente, pues este lleva cumpliendo con el rol de complemento desde hace demasiado tiempo. Su nueva incursión en el mundo de los negocios prometía, pero no ha llegado a nada. Como todo.

Lo peor de todo, es que con la temporada finiquitada, Showtime todavía no ha dado señal alguna sobre una posible renovación por una octava y última temporada (el pan de cada año con 'Weeds'), lo que convierte al malestar general de la temporada en algo aún más incómodo. Todos los años nos encontramos con la misma historia, pero esta vez la cosa tiene pinta de acabar en tragedia. Que Showtime haya renovado ya a su compañera de viaje, 'The Big C', y que no se haya manifestado sobre el futuro de 'Weeds', no parece indicar nada bueno. Creo que ha quedado claro que no me ha gustado la temporada (desde ya la considero la más floja), pero 'Weeds' merece acabar a lo grande y no de esta manera, y mucho menos, marchándose por la puerta de atrás y sin despedirse. Que para dar carpetazo a la temporada Jenji Kohan haya utilizado como tema musical, "Doomed" de Brent Amaker & The Rodeo, con ese "in the end" repitiéndose varias veces, puede interpretarse de muchas maneras, pero desde luego que una de ellas es que este viaje sanseacabó.

En cierto modo, sería casi poético que Jenji Kohan se quedara definitivamente "colgando del acantilado"como nosotros, tras tirarse siete temporadas cosiéndonos a balazos en forma de cliffhangers descomunales, pero nunca perdonaría que una grande de Showtime ('Weeds' fue la primera que abrió la veda de las producciones de calidad en la cadena) y de las series en general, acabara de esta forma, con Nancy en el punto de mira de un misterioso francotirador (parece ser que es un viejo conocido...). Seguramente haya sido el cliffhanger más tramposo de todos los que la creadora nos ha colado durante todos estos años, pero igualmente merece una resolución, ya sea con o sin trampas. Por ahí estoy leyendo que más de uno quedaría satisfecho si la serie no renovara y este cliffhanger tan a 'Los Soprano' fuera el cierre definitivo para las aventuras de Nancy y compañía. Si al final Showtime decidiera no conceder una octava temporada, no me quedaría otra que aceptar este "cierre", pero a día de hoy tengo claro que 'Weeds', aunque sea simplemente por todo lo que ha sido y ha dado, merece que la dejen gastar la última bala que le queda en la recámara. A poder ser, que la gaste mientras regala una última gran temporada capaz de quitar el mal sabor de boca dejado por la séptima. La puerta grande tiene que ser su única salida.