Si tuviera que explicar cómo ha sido mi relación con
la quinta temporada de ‘Mad Men’, diría que ha sido como el clásico encantamiento que hace acto de presencia en tantos y tantos cuentos de hadas. Nunca aparecen de buenas a primeras (donde todavía todo está impregnado de paz, tranquilidad y felicidad), aunque se les espera. Una vez lo hacen, duran y duran hasta que en el último instante, algo o alguien lo deshace como por el mismo (aunque sea radicalmente distinto) acto de magia con el que aparecieron. Esta sensación es la que tengo tras acabar
el 5x13 “The Phantom”, y en cierto modo, resume a la perfección mi valoración personal sobre lo acontecido durante estos 13 capítulos por los pasillos de Sterling Cooper Draper Pryce. Si el otro día calenté el final de temporada
con 10 curiosidades sobre la serie, hoy toca comentar la jugada. No será fácil.
A partir de esta planta, la tarjeta de acceso está reservada sólo para aquellos que hayan visto finalizar la quinta temporada de ‘Mad Men’. ¡Spoilers!
Después de disfrutar semana tras semana desde que la serie regresara el pasado mes de marzo, con un esperado inicio que fue de más a mucho más (alcanzando el pico más alto en torno al ecuador), he acabado un tanto desencantado gracias a la season finale. No porque me haya parecido un mal capítulo (aunque tiene algún que otro "pero" que merecerá la pena destacar más adelante), pues ha estado bien en líneas generales, sino por la inesperada dirección que ha tomado la historia de Don Draper en cuestión de segundos. No soy de valorar un todo por una decisión argumental, al fin y al cabo te podrá gustar o no… pero es lo que hay, lo que no paso es que dicha decisión sea incongruente con lo presenciado hasta llegar a ella. También es verdad que esta interpretación es subjetiva por lo que habrá gente que lo verá de otra manera, por supuesto, pero para mí la temporada tendría que haber finalizado con Don volviendo a entrar en la “oscuridad” tras conceder el ansiado deseo a su amada Bella. En ese mismo instante, cuando se le cae el mito de su particular musa (por pedirle lo que le pide y por verla como la ve), sin necesidad de la escena en el bar y ese gratuito e innecesario
collage con imágenes de todos los protagonistas. La susodicha secuencia me ha parecido soberbia, cargada del simbolismo suficiente para interpretar que después del paréntesis o año sabático (o como quiera llamarlo cada uno) que se ha tomado el protagonista viviendo en un continuo estado de luna de miel, el que viene volvería para regresar a los infiernos. El lugar donde realmente pertenece.
En cambio, la secuencia que realmente cierra la temporada y por mucho que Don no responda a la pregunta de "la cúpido" que se le aparece en el bar, me ha parecido un error. En mi cabeza, durante toda la quinta he tenido en mente que sería en la sexta cuando Don y Megan acabarían en la alfombra de su lujoso piso, pero sin sexo reconciliatorio de por medio.
C'est Fini! Don Draper no puede ser feliz... y Megan le hace feliz, por lo que hay algo en esta ecuación que se sabe que no encaja. Para mí, partiendo de lo que se ha ido sembrando entre ambos durante estos 13 capítulos, esta historia de amor sólo podría acabar con Megan cerrando la puerta a su marido... para siempre. Ella representa a la mujer de los 60 y Don, por mucho que ceda y ceda, nunca podrá abandonar los 50. Por eso mismo no entiendo que a última hora se opte por virar el timón y se apueste por dirigir el barco hacia las infidelidades (otra vez) como el detonante de la previsible ruptura. Una cosa es que regresen los fantasmas de Don poco a poco a su vida (dudas, tentaciones, miedos e inseguridades) y otra que se le mande a pecar al primer aviso de derrumbe. Y más, después de volver a quedar claro que el personaje está locamente enamorado y es capaz de todo por ella, gracias a ese precioso momento que tanto recuerda al Carrusel de la primera temporada. Don nunca podrá ser feliz, pero esta vez no era necesario recurrir a este recurso, sus simples acciones del día a día eran la excusa y motivación perfecta para que a Megan no le quedara otra que zarpar en solitario. Sin olvidarme nunca de la figura de Betty, acechando desde la sombra. Por eso mismo, el final de temporada me ha desencantado y disgustado a partes iguales. Una cosa es sorprender manteniéndose fiel a la historia contada, y otra muy distinta, es hacerlo a costa de traicionarla. A Megan le han clavado un puñal por la espalda los mismos guionistas que la han encumbrado y que han hecho de su personaje uno de mis favoritos.
He comenzado escribiendo por el final, pero es que para hablar de la temporada en general no me quedaba otra que quitarme esta espina lo antes posible. Como ya he apuntado, la temporada en líneas generales me ha encantado, al menos, hasta llegar al comentado tiempo de descuento.
Como apunta el Maestro Nahum en la fantástica radiografía que le ha hecho a la quinta, los abundantes simbolismos han sido mucho más evidentes, lo que no significa ni que sea para mejor o peor, aunque personalmente lo he visto como algo positivo. Por el simple hecho de que representan un cambio y es que precisamente la quinta ha sido la de los cambios. Empezando por la década contextual (los sesenta son otra historia... aunque tampoco se ha optado por aprovechar mucho el contexto y los sucesos de la época), siguiendo por la absoluta superposición de las tramas personales frente a las profesionales y acabando por el haber tenido que lidiar con un diferente/nuevo Don Draper. Si él cambiaba (como tenía que hacer tras el final de la campaña anterior), era inevitable que 'Mad Men' cambiara. Entre lo que no ha cambiado nada, encuentro curioso que haya vuelto a tener un capítulo que se queda grabado en la retina por encima del resto, que si para mí este sería sin dudas el tridimensional 5x06 "Far Away Places", imagino que para la gran mayoría será el sucio y demoledor 5x11 "The Other Woman", donde Joan protagonizó una de las tramas que más han dado que hablar a costa de sacrificar los dividendos que el personaje había ganado en el que ha sido su año más redondo. Otra muestra de que las decisiones argumentales que hacen virar el timón radicalmente, siempre deberían tomarse respetando la esencia de los personajes.
Regresando al final de temporada, he comentado antes que el episodio había tenido unos cuantos "peros" que merecería la pena comentar. Por ejemplo, el rencuentro entre Don y Peggy me ha parecido tan gratuito y poco aprovechado, que casi se lo podían haber ahorrado, habiéndonos despedido de ella (por ahora) a lo grande y a ritmo del
"You Really Got Me" de The Kinks. Un tema mítico, de los muchos que se han utilizado esta temporada de forma muy inteligente para finiquitar los capítulos (sólo hay que observar que para cerrar la temporada han optado por el
"You Only Live Twice" de Nina Sinatra). Retornando a Peggy, la siempre compleja y opaca Peggy, ha sido una de las que se ha coronado como triunfadoras del año al conseguir la ansiada y efímera felicidad (como siempre con estos personajes) actuando (aceptando y renegando) según sus propios impulsos y deseos. Algo así también ha intentado llevar a cabo Pete Campbell, pero por mucho que se haya esforzado en ser un "Don Draper 1.0." de la vida, sus actos de mezquino miserable le han mandado a la casilla de salida. A ver si esta vez se da cuenta y acepta que lo que está buscando ya lo tiene en casa esperándole todas las noches al salir del trabajo. Si hasta le han tenido que colar una lobotomía (otro "pero", este de corte WTF) en su
affair temporal para que pueda abrir los ojos de una vez por todas. A Pete Campbell es imposible no detestarle, pero a la vez hay que aplaudir lo bien que retratan los guionistas todos los males del ser humano que representa.
Para no alargar más de la cuenta mi repaso a la temporada, voy a rematar la función con una ronda de menciones breves. Roger ha seguido en su línea estelar de siempre, aunque a este paso le espera más bien la sideral, si es que mantiene la adquirida afición por el LSD. Echaré de menos a Lane Pryce, pero a diferencia de la trama de prostitución o el resurgir del apetito por las jovencitas de Don, la decisión de acabar con su vida de la forma más cobarde, sí que me pareció totalmente consecuente con la actitud y los actos del personaje durante esta campaña. Excelente metáfora con el Jaguar incluida. En cuanto al nuevo de la clase, se nota que lo han introducido para que sea inevitable odiarle, aunque si el año que viene (como imagino) intentará hacerse con el trono creativo de Don Draper, será cuando realmente podremos valorar cual es la repercusión de su incursión en la oficina. Hablando del centro de trabajo, volvemos a presenciar una renovación del entorno laboral en el que se desarrolla todo. Genial ese plano general con los cinco pesos pesados de Sterling Cooper Draper Pryce en la Planta 38. El simbolismo que representa la subida de nivel y que cada uno vaya a tener su propia ventana creo que deja bastante claro que las rivalidades profesionales volverán a recobrar importancia, curiosamente coincidiendo con el retorno del Rey de la Colina tras finalizar su luna de miel. Ya se sabe lo que se dice: cuanto más alto, más dura es la caída...
El nivel general que ha seguido manteniendo durante este año vuelve a demostrar que estamos ante una serie única e irrepetible. Lo que no cambia que sea la primera vez que hablo de 'Mad Men', desde la segunda temporada, teniendo que hacer mención a unos cuantos "peros" para quedarme del todo satisfecho. Quizás me estoy precipitando y Don responde "no" a la propuesta indecente con el que se cierra esta quinta temporada y me tengo que comer con
fatatas este repentino e inesperado desencantamiento derivado de los instantes finales. No me preocupa. Lo que me importa es que tras una temporadas más, sigo teniendo claro que 'Mad Men' juega en una liga diferente a todas las demás. Por mucho que los 60 la hayan cambiado.