Llegó queriendo aprovecharse del fenómeno en que se ha
convertido la saga ‘Paranormal Activity’ en la gran pantalla y con la esperanza
de aprovechar la gran acogida de ‘American Horror Story’ en la pequeña, pero ‘The River’ no funcionó entre la audiencia americana. Por eso no
pasará de los 8 capítulos que componen su reducida primera y única temporada, por
mucho que al poco de ser cancelada por ABC sonara el (cada vez más trillado)
rumor de que Netflix estaba en negociaciones para darle acogida y concederle
una segunda oportunidad. Meses después no se ha vuelto a saber nada de esta posibilidad, como siempre que salta una noticia por el estilo. Sea como sea, que no funcionara en audiencias (empezó con unos
temblorosos 7 millones de espectadores para acabar rascando poco más de 4
millones), quizás se debió a que ABC la programó tarde y mal, colocándola justo
a continuación de un bloque de comedias (las más flojas de su parrilla, por
cierto), o simplemente, no funcionó porque no era una propuesta capacitada de reunir
a una gran público frente al televisor. Otra razón, ya más a título personal, la
achaco a que no se puso interesante hasta pasado su ecuador, cuando ya era
tarde para revertir la situación en la que se encontraba.
Para los que no conozcan o no sepan de su existencia, decir que ‘The River’ es una
propuesta que comparte el mismo formato que la mencionada saga de terror, ‘Paranormal
Activity’. No es casualidad que el creador de la misma, Oren Peli, sea productor
ejecutivo en ésta. Basándose en el subgénero de terror del metraje encontrado,
la serie nos sube a bordo del navío Magus para relatar una misión de rescate a
través del río Amazonas y sus más misteriosas, secretas y terroríficas leyendas
paranormales. De esta forma, a través de unas cintas de vídeo vamos
presenciando qué les sucedió a los protagonistas de la historia durante esta
búsqueda, sustentada a la vez en otra serie de vídeos, grabados por el propio
Doctor Emmett Cole, un aventurero televisivo (al estilo de 'El Último Superviviente') que ha desaparecido sin dejar (casi) rastro. Entre la tripulación se encuentran su mujer, su hijo, una vieja amiga
de éste, un alemán duro de matar, el capitán del barco y su hija (el acento que se gasta es de
lo más espeluznante que puede uno encontrarse por la serie), más los miembros
del programa de televisión del Doctor Cole (productor y cámaras incluidos)
encargados de financiar la travesía y de grabar todo lo que sucediera por tan
mágicas aguas. Y es que como no se cansó de repetir el aventurero doctor durante los 8
capítulos: “Hay magia ahí fuera”.
Como he dicho en la introducción, uno de los principales fallos de ‘The River’ fue reservarse demasiados ases bajo la manga. En sus primeros cuatro capítulos pecó de conservadora, cuando en principio se las prometía de innovadora. ¿Resultado? Me dejó con la sensación de estar ante un (mareante) procedural de monstruo/leyenda por capítulo, bastante descafeinado y repletito de todos esos tópicos que no se esperaba que faltasen a la fiesta. Cosa de hacer acopio de muchos de los elementos clásicos de las historias de terror baratas, de esas en las que los personajes te importan un bledo y sólo esperas que llegue alguien o algo para fulminarles. Además, las historias autoconclusivas ni siquiera llegaban a alcanzar un nivel aceptable en el "cagómetro", así que hasta pasado su ecuador, a ‘The River’ sólo le podía colocar una doble etiqueta: decepcionante y prescindible. Algo con lo que contaba, todo sea dicho. A punto de mandarla a la papelera, me puse el quinto, y puede que sea pura casualidad, pero coincidiendo con el momento en que los personajes ponen pie en tierra, la serie despunta.
Y vaya que si lo hace. Tanto que lo que estaba siendo un visionado por pura inercia, acabó convirtiéndose en inesperada recompensa por haber aguantado la travesía del Magus hasta entonces. La serialización hizo acto de presencia con fuerza (el capítulo centrado totalmente en la desaparición del Doctor Cole es la mejor prueba), combinando la historia central con unos cuantos giros realmente sorprendentes y adictivos, haciendo que los personajes empezaran a interesar al espectador y alejándose poco a poco de los tópicos que hasta ese momento habían acompañado a los tripulantes. Todos estos cambios, incluyendo una notable mejoría (aunque con alguna otra licencia) del estilo de falso documental, hicieron de la recta final de temporada (y de serie) todo un señor entretenimiento. Y así se llega al último capítulo, del que no diré nada más que es un "pero qué cojones" continuo, rematado con un (muy interesante) cliffhanger al que nunca se dará continuación. Había magia en 'The River', pero hacía falta un poco de paciencia para descubrirla. A mí no me importaría regresar al Amazonas para una segunda temporada, aunque tampoco es que maldiga su prematura cancelación. Tampoco vayamos a malinterpretarnos.