Me marché de vacaciones sin poder escribir sobre
la segunda temporada de 'Homeland'. Tratándose de una de las series del momento, contaba con que como suele ser habitual en estos casos, a mi vuelta ya se habría escrito todo y más sobre ella. Desde luego que ha sido así, pero curiosamente me he encontrado con que hay un tema que ha sido abordado (si lo es que lo ha hecho) muy de puntillas, casi como si no fuera una posibilidad más que posible, valga la redundancia, de cara al cambio de juego que vivirá la serie durante la tercera temporada. Un cambio inevitable después de todo lo que ha sucedido a lo largo de
estos 12 capítulos, que para mi sorpresa, veo que han dividido bastante
al personal. Un posicionamiento que se sustenta principalmente en los que prefieren quedarse con los claros (
las numerosas virtudes) y los que se aferran a los oscuros (las pocas patas rotas que hacen cojear la mesa). Y es que el segundo año de 'Homeland' ha sido el de la división, de la misma forma que resulta bastante sencillo partir la temporada en dos partes claramente diferenciadas,
sirviendo un interrogatorio como su punto de inflexión. Sin más rodeos, empiezo a abordar el tema al que hago mención, además de aportar mi valoración sobre el segundo año de la vigente mejor serie de drama para los Emmy y Globos de Oro.
Hace casi un mes que la segunda temporada de 'Homeland' llegó a su fin, pero por si todavía hay alguien que no va día, ya sabes que a partir de aquí sólo habrá material clasificado. ¡Spoilers!
Una vez pegado el correspondiente salto de barrera, me centro en el tema que me ha sorprendido que no haya sido abordado como creo que merece hacerlo. Me estoy refiriendo al cliffhanger del último capítulo. Sí, cliffhanger, ya que para mí queda bastante claro que nos han destapado al topo: Saúl Berenson. Sorpresa de esas que vienen con doble
looping y que se rematan con un impecable salto de tirabuzón. Ya que si uno se pone a pensarlo, tiene todo el sentido del mundo. Y más después de marear la perdiz tanto tiempo (y en mayor o menor medida) con la posibilidad de que hubiera un topo dentro de la CIA. La primera vez que se trató esta posibilidad fue al comienzo de la serie cuando alguien le pasó una cuchilla al que fuera guardia de Brody durante sus primeros años de cautiverio y que llevó a todos los implicados a realizar una prueba de polígrafo. Una prueba a la que Saúl rechazó someterse en un primer momento y en la que Brody hizo uno de sus mejores regates. Algo que Saúl pudo emular sin problemas, pues como Nicholas le comentó a Carrie para explicarle su secreto, cuando una necesita continuamente de las mentiras para sobrevivir... la sangre se le termina helando y se termina convirtiendo en un especialista del engaño.
Contando con que el día que revelasen la identidad del topo no podía ser un secundario de medio pelo, como así intentaron colarnos sólo un capítulo antes con las dudas de Carrie sobre Gálvez (desaparecido en combate durante todo el año), tampoco es que quedaran muchas opciones de peso. Menos, tras la escabechina de cabezas de cartel que se produjo durante los últimos capítulos. Primero eliminando a los villanos de cada bando, el Vicepresidente Walden y Abu Nazir, a los que se sumó David Estes en una de las bombas del último episodio. Con tanta baja, a los guionistas sólo les quedaba un as bajo la manga. Un as con el que el espectador nunca llegaría a contar, por mucho que alguna que otra vez se le pasara esa posibilidad por la cabeza. Como golpe de efecto y de cambio de juego, la decisión de pasar a Saúl Berenson al otro bando (ya veremos en que grado) es de las que impactan y te dejan deseando ver lo que sucede la próxima temporada. Y desde mi punto de vista es un giro que se sustenta por sí solo si uno se pone a pensar en todas las atrocidades perpetradas por su gobierno y que ha presenciado el personaje durante tanto año trabajando en un puesto como el suyo. Y encima su cambio de bando llegaría en el momento en que se ha convertido en el jefe de todo después de la limpia que ha provocado la consecución del plan de Nazir. Es verdad que esta "posibilidad" todavía no se puede confirmar del todo pero ahora mismo no me la quito de la cabeza.
Esa última escena con Saúl presenciando cientos de cadáveres y orando a los muertos, a mí personalmente me puso los pelos de punta y me dejó mirando el negro de la pantalla del televisor durante bastantes segundos después de acabarse el episodio. Un espectacular 2x12 "The Choice" que cierra una temporada que desde mi punto de vista ha estado a la altura de la primera, y de paso, ha puesto todas las bases necesarias para que el año que viene asistamos a otra 'Homeland'. En
Diamantes de Serie, para variar, tienen el mejor y más completo análisis de los pros (claros) y contras (oscuros) que ha tenido la serie en su segundo año. En mi caso, tengo claro que durante los primeros cincos capítulos, la serie se superó a sí misma ofreciendo un carrusel de sorpresas para aliñar su mejor y más sólido arco argumental hasta la fecha. Después del final de la primera temporada todo hacía presagiar que la caza de Brody volvería a ser el eje central de todo, algo que rápidamente se descartó cuando al final del 2x02 "Beirut is Back", Saúl descubría (ejem) la cinta con la declaración del Sargento. Dos episodios después Nicholas era detenido... ¡cuando todavía quedaban ocho episodios! ¡Ocho! Con decisiones así, 'Homeland' se quita (aún más) la careta y se coloca como la heredera natural de '24'. Algo que no es casualidad viendo que comparten responsables y equipo detrás de las cámaras. Por mucho que este hecho le escueza a más uno.
La apuesta de 'Homeland' por promover el espectáculo más adictivo por encima de cualquier otra cosa, es verdad que por momentos puede llevarle a perder puntos para competir a ser mejor serie que otra, pero lo que es innegable es que a la vez eso le lleva a ser una de las propuestas actuales más disfrutables. Es un ejemplo perfecto en donde las virtudes consiguen eclipsar lo demás. Por eso mismo me encanta, ya que aunque se la puede acusar de pecar en ciertos aspectos (no pienso condenarla por "inverosímil" porque me parece un argumento aplicable para todas), lo hace con la soltura suficiente como para no sacar al espectador del juego (justo lo contrario a lo que me sucedió con
el final de temporada de 'Dexter'), y de paso, poder seguir compitiendo de tú a tú con otras series que en conjunto están mejor rematadas. Y que conste que en su caso las comparaciones son inevitables una vez se ha coronado como la nueva cosechadora de toda estatuilla a la que opta, pero que ande en el punto de mira de todos tampoco debe obligar a pedirle más de lo debido. Seguro que así saldría mejor parada, hasta por los que este año no han quedado del todo convencidos con su actuación, especialmente en ese segundo tramo de la temporada donde se relajó (por necesidad) para luego pisar el acelerador no con toda la soltura que me hubiera gustado, especialmente con la decisión de eliminar deprisa y corriendo a Walden y Nazir, por mucho que entienda las razones.
Concluyo reafirmando que ha sido una temporada que ha continuado en la excelente línea de la primera, llegando incluso a superarla durante ese primer tramo excepcional que tocó techo con el interrogatorio de Carrie a Brody. Me quedo con la sensación de haberla disfrutado de principio a fin, confiando ciegamente en todo momento (hasta cuando me surgió alguna que otra duda) que el final recompensaría una segunda mitad de temporada inferior. Y vamos que si lo consiguió. Un explosivo desenlace que volvió a traer la mejor versión de la serie, y que como bonus, dejó la puerta abierta para el regreso del tipo que se encarga de eliminar a los malos: Peter Quinn. Por eso y por dejarme hasta septiembre sin poder imaginar cómo volverá Brody a la primera línea de acción, si Carrie empezará a oler la tostada alrededor de Saúl, y lo más importante, si no estaré tirándome a la piscina demasiado pronto en relación a la identidad del topo. Por eso mismo acabo este repaso colocando la imagen más repetida del año (creo que puedo recitar el
discurso de Brody de memoria) para utilizarla como reflejo de lo que uno
graba o escribe queda registrado y te puede explotar en la cara cuando menos te lo esperas. A día de hoy lo tengo claro, pero esto es 'Homeland', y no me extrañaría
quedarme con cara de tonto en el tercer capítulo de la tercera
temporada y tener que tragarme mis palabras. Más de dos párrafos para ser
exactamente. En septiembre hablamos.