A partir de aquí, sólo podrán jugar tanto con las imágenes como con el texto, todos aquellos que hayan visto la segunda temporada de 'Juego de Tronos'. ¡Atención Spoilers!
El último bastardo de Robert Baratheon
El regreso a Poniente se produjo con el 2x01 “The North Remembers”, un capítulo que marcaría el ritmo de toda la temporada y que acababa con una escena brutal. Cersei, en nombre de su hijo, el ahora Rey Joffrey, ordenaba ejecutar a todos los bastardos (bebés incluidos) de su difunto esposo, Robert Baratheon. Sólo uno conseguiría escapar con vida, Gendry.
El peor conquistador de la historia
Después de pasar la primera temporada esperando su oportunidad en el banquillo, Theon saltaba a jugar con los titulares con una única misión: convencer a su padre (al que llevaba sin ver 9 años) de aliarse con los Stark. Nada más regresar a sus Islas del Hierro natales, Theon iría amasando méritos para que el público le cogiese manía y lástima (en cierto modo), incluyendo el reencuentro con su hermana. Una metedura de pata que se queda en nada si lo comparo con las consecuencias derivadas del rechazo paterno con el que se topa a su regreso, que a la postre le llevarán incluso a traicionar a los Stark, hasta el punto de simular la muerte de Bran y Rickon. Un momento impactante sin duda (rebajado por la previsibilidad de que ambos seguirían con vida), pero me voy a quedar con la hostia en la cabeza con el que sus propios hombres le hacen callar durante la caída de Invernalia. Con sus actos, Theon se ha ganado el título de peor conquistador de la historia.
La noche es oscura y está llena de terrores
El misterioso personaje de Melissandre fue introducido llegando de la mano de Stannis Baratheon, uno de los grandes aspirantes a sentarse en el Trono de Hierro y al que hasta entonces sólo conocíamos de oídas. Ambos hicieron acto de presencia sustituyendo a los Siete Dioses de Poniente por el Señor de la Luz, pero desde luego que aquella simbólica hoguera en la playa se quedó en anécdota cuando vimos a Melissandre dar a luz a aquella criatura que al comienzo del siguiente episodio se encargaría de eliminar a otro de los contendientes: Renly Baratheon, hermano del propio Stannis. La muerte que más me pilló con todo el equipo de toda la temporada. No lo vi venir.
Cersei, Joffrey, Ilyn Payne, el Perro...
Arya es uno de mis personajes favoritos. Lo ha sido casi desde el primer capítulo de la serie y en esta segunda temporada sólo ha hecho aún más méritos para serlo. Juntarla con Tywin Lannister en Harrenhal fue un acierto que dejó más de un gran conversación, pero su momento clave de la temporada llegó al verla recitar la lista de nombres cuyas cabezas le gustaría ver clavadas en una estaca. Una original manera de combatir a los demonios del insomnio.
Valar Morghulis
Jaqen H'ghar desde el segundo uno me dio buena espina. Cruzarse en el camino con la pequeña Arya así me lo sugería, lo que no esperaba era encontrarme con uno de los nuevos personajes más fascinantes. Me podría quedar perfectamente con cada una de las tres muertes que le prometió a la pequeña (incluyendo el juego alrededor del tercer nombre) pero si tuviera que elegir un sólo momento de Jaqen durante esta segunda temporada, me toca quedarme con el Valar Morghulis que además daba título al último capítulo. ¿Tendremos noticias de este personaje a corto plazo?
La batalla de Aguasnegras
Hace unos años nunca hubiera podido imaginar que iba a ver por televisión un espectáculo como la batalla de Aguasnegras del 2x09. El derroche de explosiones y combates cuerpo a cuerpo dejó muchos cadáveres y más de un momento para recordar. Ya fuera en el interior de la fortaleza (con Cersei y Sansa) o fuera de ella (con el discurso de Tyrion, la renuncia de El Perro o la huida con el rabo entre las piernas de Joffrey). Mucho, bueno, y lo más importante, todo a lo grande. Me voy a quedar con la flecha de fuego lanzada por Bronn y que dio comienzo a los fuegos (valyrios) artificiales de la primera gran batalla (sin elipsis de por medio) de 'Game of Thrones'. Wildfire!
El robo de los dra-dra-dragones
Si en la primera temporada me harté de escuchar Khalessi cada dos por tres, en la segunda fue el "where are my dragons?" lo que se convirtió en tendencia. Daenerys y su séquito parecían estar de vacaciones por aquel oasis en mitad del desierto llamado Quarth, hasta que los pequeños escupe fuegos desaparecieron sin apenas dejar rastro. Un rastro que nos llevaría hasta la Casa de los Eternos para presenciar como los dragones comenzaban a hacerse mayores al lado de su madre.
Una mierda para el Rey
Joffrey me parece un personaje fascinante, lo tengo que reconocer. Esa mezcla de niño despiadado y asustadizo hace del no repudiarle una misión casi imposible, pero eso no cambia que merezca la pena reconocerle todo el juego que está dando. Y lo que queda, imagino. Hasta ahora se ha llevado varias bofetadas (de su madre y tío), pero qué es una cachetada en la mejilla comparado con la mierda que le lanzó la plebe durante la revuelta en Roca Casterly y que le alcanzó en plena cara.
Los encantos de la salvaje de más allá del muro
Pese a que toda la historia más allá del muro es una de las que más cautivado me tiene, no puedo decir lo mismo de Jon Snow. Como personaje le falta algo y espero que juntarle con Ygritte e infiltrarse entre los salvajes de Mance Rayder sea lo que finalmente consiga que empiece a interesarme por las aventuras de este héroe trágico. Ygritte ha sido una de los grandes fichajes de la temporada, tentando al pánfilo de Jon con unos jueguecitos sexuales que a la larga le harán caer en la emboscada. Cuento con que el acercamiento entre ambos acabará en una peculiar relación.
Los caminantes del invierno
El espectacular cliffhanger elegido para dejarnos con los dientes largos casi durante un año. Si el final de la primera llegó envuelto en llamas, el de la segunda lo hacía entre la nieve y la ventisca helada que acompaña a los primeros pasos del invierno. Los caminantes blancos entran por fin en acción y, ahora más que nunca, no queda otra que volver a gritar eso de... Winter is coming!