Creo que no me lanzo a ninguna piscina sin agua si digo que
la cuarta temporada es la mejor temporada de ‘Dexter’. Lo petó desde
el primer hasta
el último capítulo, dejando como legado al mejor villano, el mejor "face to face" y el mejor final/cliffhanger de toda la serie. Marcado este listón,
parecía misión imposible volver a repetir hazaña, pero el buen hacer hasta entonces de la serie, nos hizo pensar (a mí el primero) que todavía podía regalar muchas más escapadas nocturnas de gloria por la ciudad de Miami. Entonces llegaron
Lumen y
Jordan Chase con los "
tic, tic, tic" para volver a colocar a la serie entre lo mejorcito del año (aunque levantó una gran división de opiniones en su momento) aunque en su último capítulo ya dejaba entrever que 'Dexter' nunca volvería a ser la de antes. Confirmación que llegó por cortesía del
Profesor Gellar y de su pupilo
Travis Marshall.
Una penitencia de temporada y que estuvo
repleta de pecados imperdonables. Esta dupla tiene el deshonor de haber dejado para el recuerdo
la peor campaña y al peor villano. Al menos por ahora, ya que esto puede cambiar pronto, aunque para dictar la sentencia definitiva todavía queda esperar a que la octava acabe. Un despropósito de temporada final que está conduciendo irremediablemente a que ‘Dexter’ se despida de la peor manera posible. Aburriendo y bloqueando los buenos recuerdos. No me olvido de la séptima, quizás la más sólida de la etapa post-Trinity, con un
Isaac Sirko y una
Hannah McKay que dieron la talla, aunque finalmente, la serie
se quedó a las puertas de recibir la absolución que se había estado ganando.
Hace tiempo que perdí la fe en que Dexter volviera a dar con un nuevo Trinity que elevara de nuevo el listón, pero sobre todo, de que regresara por el buen camino. Me escuece verla sin rumbo y fallando (en ocasiones vergonzosamente) en las formas. Del mismo modo,
hace mucho que dejé de considerarla una de las mejores propuestas del momento. No se pude vivir de las rentas pasadas eternamente y esto me ha llevado a reflexionar y a darme cuenta que
la serie sólo tiene tres (o cuatro) temporadas muy buenas (la primera, la segunda, la cuarta... y la quinta). Provocando que la balanza final se quede en cuatro (entre buenas, normalillas y malas) contra cuatro (muy buenas). O cinco contra tres en el caso de no respaldar a la quinta temporada.
Un bagaje que a la postre se queda demasiado escaso en la edad dorada de las series de televisión. Sin embargo y a pesar de todo, todavía recuerdo cuando tenía claro que ‘Dexter’ debía aparecer por méritos propios en cualquiera de mis listas sobre lo mejor del momento.
Pocas series me divertían tanto y conseguían engancharme semana tras semana como ella, aunque con el paso del tiempo (y la llegada de las continuas decepciones), ese recuerdo cada vez queda más lejano y opaco. Quizás si la octava temporada estuviera dando lo que tenía que estar dando, todo sería diferente y no me pondría a sacar ninguna balanza para juzgar a una vieja gloria que tantas alegrías me ha dado. Pero es lo que hay y es lo que ahora mismo se merece.
Incluso siendo consciente de que todo ha ido cuesta abajo desde Trinity,
siempre había algo que me hacía mantener la esperanza: la llegada del día en que la identidad del Carnicero de la Bahía saliese a la luz y todo Miami comenzara a dar caza al mayor asesino en serie de toda la historia. Dado este sueño por inalcanzable, ahora sólo me queda aceptar lo que siempre quise negar:
Con Trinity debió acabar todo. Visto hasta el
8x09 "Make Your Own Kind of Music", parece evidente que el último as en la manga de los guionistas era introducir a la
Doctora Vogel (
y obsesinarse con una canción que ya está cogida). Al escribir esta última sentencia, casi que me dan ganas de parar aquí. Pero igual que he tirado de fuerza de voluntad para ponerme al día con la serie (viendo tres episodios pendientes), toca seguir y acabar con la parrafada. Y lo voy a hacer dejando claro que la temporada final de ‘Dexter’ está siendo soporífera, un desastre y un insulto a todos los que en su momento la consideramos una de nuestras favoritas.
Lo peor de todo es que no tiene ni pizca de aroma a última contienda. Lo que me hace sospechar que la decisión de darle carpetazo llegó a destiempo y fuera de plazo. Recordad que aunque tras la sexta se anunció que la octava sería la última, a la vez se dejó la puerta (bien) abierta a una posible continuación. Así hasta que en ¿mayo? por fin se confirmó oficialmente que este verano acabaría su andadura.
A falta de tres capítulos, el punto en el que está todo me da a entender que estamos ante una temporada de relleno/transición/
vamosahacertiempo más que frente al anunciado desenlace. Y a mí esto cada vez me huele más a cuco. Por si no fuera suficiente, a principios de julio, la productora ejecutiva, Sara Colleton,
afirmó en esta entrevista que
"habría mucha gente que odiaría el final". Tal cual. Acostumbrado uno como está a leer declaraciones más de tipo “el final no podrá contentar a todo el mundo pero seguro que dejará satisfecho a la mayoría” como que es para empezar a enfundarse la camiseta marrón y los guantes de faena. Por su parte, Michael C. Hall afirmaba que
el final de ‘Dexter’ se queda a medio camino entre el de ‘Los Soprano’ y ‘Six Feet Under’ en cuanto a su condición de definitivo. Todo esto unido a los planes de Showtime de desarrollar un posible spin-off, me hacen pensar que
la decisión de finiquitar a ‘Dexter’ se pudo tomar demasiado tarde, lo que explicaría el paupérrimo nivel de esta temporada final. Como soy incapaz de vislumbrar la posibilidad de que 'Dexter' pueda despedirse reencontrándose consigo misma, incluso entrados en la recta final, me resigno aceptando que del desenlace de una serie que tantas alegrías me dio en su momento, sólo puedo esperar una última decepción.
Si Arthur Mitchell levantara la cabeza no se dignaba a soltar ni un "Goodbye, Dexter Morgan".
PD: Igualica la temporada final de ‘Dexter’ con la que me está regalando ‘Breaking Bad’.
Igualica...