AMC lleva transmitiendo desde 1984, pero hasta la década pasada sólo se había dedicado a emitir películas clásicas, de ahí lo de "American Movie Classics". En 2004 se animó con algún que otro reality y en 2006 emitió la miniserie, 'Broken Trail', un western protagonizado por Robert Duvall. Sin embargo, y aunque parezca mentira, no fue hasta julio de 2007 cuando AMC se abrió paso en el panorama de los dramas de televisión, con motivo del estreno de su primera ficción original, ‘Mad Men’. Tras una prometedora puesta de largo, acogida con mucho entusiasmo por parte de la crítica y corroborada con el primer Emmy a "mejor drama" para su serie lanzadera, poco después llegarían ‘Breaking Bad’ (2008) y ‘The Walking Dead’ (2010) para terminar de forjar la identidad (e imagen de marca) del canal alrededor de los dramas de calidad. De esta forma, en poco más de tres años consiguió sacar adelante a tres iconos de la edad dorada de la ficción.
Al conseguir que tres de sus cuatro primeras series se convirtieran en fenómenos televisivos, se colocó en la cima y en el punto de mira de todo el mundo en tiempo record. Sin embargo, tras el final de 'Breaking Bad' y con ‘Mad Men’ acercándose a la línea de meta (ahora fijada en 2015), la realidad es que AMC se encuentra inmensa en un periodo de transición similar al que le tocó vivir a HBO durante mediados de la década pasada, cuando se quedó en un corto periodo de tiempo sin ‘Sex and the City’ (2004), 'Six Feet Under' (2005) y ‘The Sopranos’ (2007). El canal que "no es televisión" afrontó un periodo bastante accidentado, incapaz de dar con los títulos correctos. Se estrelló con fiascos como ‘John From Cincinatti’ o ‘Tell me You Love Me’. Llegando a un punto en el que incluso tuvo que pasar por terapia con ‘In Treatment’. Así, hasta que por fin volvió a dar con la fórmula del éxito: mezclar lo clásico (‘Boardwalk Empire’ y ‘The Newsroom') con lo moderno (‘True Blood’ y ‘Game of Thrones’).
En la actualidad, HBO se encuentra disfrutando de una especie de segunda juventud, mientras que AMC se encuentra en una situación desesperada, o al menos, eso es lo que percibo tras los anuncios que ha llevado a cabo en los últimos meses, con los que ha evidenciado que se resiste o no sabe cómo pasar a la siguiente página. De ahí que en sus planes a corto plazo esté el seguir explotando a sus principales iconos. De la forma que sea. Ya sea desarrollando un spin-off, como en el caso de ‘The Walking Dead’ y ‘Breaking Bad’, o dividiendo la séptima y última temporada de ‘Mad Men’ en dos partes (al igual que acertara al hacer con la serie de Vince Gilligan), evitando así que las temporadas finales de sus abanderadas se solapen en la carrera por ser el mejor drama de 2014. Que AMC pretenda explotar todo lo posible a sus mayores éxitos es cuestionable a nivel de imagen, pero no debe sorprender a niveles prácticos. A 'Talking Dead' y 'Talking Bad' me remito.
Las dos últimas (y únicas) decisiones acertadas del canal han sido alargar la duración de los dos últimos capítulos de 'Breaking Bad' y renovar (ayer mismo) por una quinta temporada a 'The Walking Dead'. Esto último convierte a la serie de los zombis en la única que tiene garantizado, junto a 'Mad Men', regresar el año que viene. Consecuencia directa de no haber estrenado ningún éxito en los últimos tres años. En 2012 directamente dejó vacío el casillero de la ficción original y en este 2013 sólo ha traído una novedad, ‘Low Winter Sun’. Una que tiene todas las papeletas (vista la fría acogida que ha tenido entre público y crítica) de acabar sumándose al rebaño de las cancelaciones de AMC. Corriendo así la misma suerte que ‘Rubicon’, la que a día hoy sigue siendo la única oveja negra del canal en cuanto a cancelaciones prematuras se refiere. No me olvido de ‘The Killing’, la que podría considerarse como la oveja maltradada, después de ser descancelada para volver a ser dada con la guadaña hace un par de meses. Una guadaña que este año tampoco dejará escapar a ‘Hell on Wheels’, la que muchos creían que sería su ‘Deadwood’ y que durante tres temporadas sólo ha demostrado ser la oveja desapercibida.
¿Novedades para 2014? Tiene preparados dos nuevos dramas, 'Turn', sobre un grupo de espías en la Revolución Americana, y 'Halt and Catch Fire', sobre el boom de la informática en la década de 1980. También tiene encargado el piloto de 'Line of Sigh', con David Morrisey ('The Walking Dead'), y que podría suponer el salto del canal a la ciencia ficción. En 2013 ha puesto en desarrollo los siguientes dramas: 'Ashland', una soap familiar en el Kentucky de 1950; 'Ballistic City', sobre un policía que trabaja en los bajos fondos de una ciudad ubicada en una nave espacial; 'King', sobre un político corrupto en los años 60; 'Raiders', sobre un comandante naval en la Segunda Guerra Mundial; 'The Terror', sobre un grupo de expedición en el Ártico a mediados del siglo XIX y el monstruo no identificado que les está dando caza uno a uno; 'Thief of Thieves', sobre uno de los mejores ladrones del mundo, ya retirado, que se dedica a robar lo que ya ha sido robado; 'The Wall', sobre un empresario norteamericano envuelto en una trama de espionaje en el Berlín de 1960; 'White City', sobre un grupo de diplomáticos y periodistas que viven en Afganistán.
A raíz de estos proyectos uno puede percibir que la ficción de AMC pasa por desarrollarse más en el pasado que en el futuro. Algo que guarda cierto paralelismo con la transición en la que está inmersa. Después de una entrada triunfal en la fiesta, es evidente que está atravesando un bache, pero todavía tiene margen de maniobra antes de quedarse sin cartuchos y dinamitar todo el prestigio ganado. Dando luz verde a 'Mad Men', Breaking Bad' y 'The Walking Dead', tres series que en su día ninguna de sus competidoras se atrevieron a sacar adelante, se ha ganado un crédito más que suficiente (¿dos años?), pero en este mundillo no se puede vivir eternamente de las rentas. Tampoco juega a su favor que en los últimos tiempos llame más la atención por ganarse mala prensa (tras cancelar dos veces 'The Killing' y por los numerosos culebrones que protagoniza con los creativos de todas sus series), que por el buzz que generan sus nuevas propuestas. AMC necesita ponerse las pilas, enderezar el rumbo, dejar de mirar al pasado (por muy tentador que sea un spin-off) y volver a redefinirse como ese canal que estaba dispuesto a arriesgar y llegar hasta donde el resto de competidoras no se atrevían. Como reza el dicho popular, lo difícil no es llegar a la cima, sino saber mantenerse en ella. Sobre todo en esta época, donde no dejan de aparecer nuevas jugadoras en el terreno de la ficción original (con Netflix a la cabeza) y que seguro que están deseando apropiarse de su identidad como la casa de los nuevos dramas de calidad.