‘The Americans’ es una serie de espías, pero sobre todo es un drama familiar. En plena Guerra Fría. Por si todavía queda alguien que no conozca la base de su concepto, bien merece la pena destacarlo, ya que sin duda es una de las razones por las que sabía que tarde o temprano la acabaría viendo. Se centra en dos superespías del KGB (Elizabeth y Philip Jennings) que llevan 15 años haciéndose pasar por un matrimonio estadounidense. Ella es un agente dispuesta a hacer lo que sea necesario por la causa, mientras él comienza a sentirse demasiado tentado por el estilo de vida americano. La pareja tiene dos hijos (de 10 y 13 años) ajenos a la verdadera identidad de sus padres. Ojito con esto. A comienzos de la década de los ochenta, los cuatro viven a las afueras de Washington D.C., donde un agente de contrainteligencia del FBI (Stan Beeman) acaba de mudarse al vecindario para vivir con su familia y dar caza a los espías rusos que están poniendo en riesgo la seguridad nacional. En resumidas cuentas, diría que este es el potente punto de arranque de la historia y lo único que hace falta conocer antes de dar una oportunidad a esta primera temporada a la que calificaría de notable.
La serie se desenvuelve continuamente entre el bando ruso y el americano, así como en el desdoblamiento personal y profesional de los protagonistas. No se decanta por un frente en particular, sino que los ataca todos de golpe. De esta forma, saca todo el potencial de los conflictos dramáticos que tiene sobre la mesa (es una mina de oro en este aspecto pero prefiero no centrarme en ellos más de la cuenta para no insinuar nada que no deba), mediante un uso constante y muy estimulante del recurso del espejo, replicando situaciones y potenciando el marco de la ambigüedad a todos los niveles. Tanto a la hora de definir a los personajes como al desarrollar sus subtramas. Ahí están las similitudes entre las motivaciones/justificaciones de los gobiernos americano y soviético, de las prácticas del FBI y KGB, del fuego cruzado en forma de mentiras entre todos los implicados, de los problemas domésticos de las familias Jennings y Beeman, de la tergiversación entre los conceptos de "ser" y "deber", así como en el autoritario y patriota rol de Frank Graad y Claudia, en el de "regreso al pasado" de Gregory e Irina o en las artimañanas que emplean Stan y “Clark” para engatusar a sus correspondientes confidentes. En esta primera temporada todo se desarrolla a dos bandas, haciendo de la duplicidad uno de los principales rasgos de 'The Americans'.
Otro punto que me gustaría destacar es la increíble regularidad que se marca la serie a lo largo de toda la temporada. Gracias a que cada capítulo ofrece las dosis adecuadas de tensión, acción y sorpresa. Sin necesidad de recurrir a cliffhangers de infarto o revelaciones imposibles, cada entrega te deja con ganas de más. No apuesta por dejar al espectador con la boca abierta, sino que va plantando semillas para que con el paso de los capítulos se llegue a producir ese efecto pero de una manera más elegante, por decirlo de alguna manera. Es de esas series que desde el primer momento te dejan entrever que vas a asistir a un in crescendo constante... aunque tengo que reconocer que a su final de temporada, como nota negativa, le achaco no dar sensación de cierre, ya que deja abiertas prácticamente la totalidad de las tramas abordadas durante esta primera entrega. Un "pero" relativo, si acepto que dar ese aire de continuidad parece hecho adrede. Siguiendo en esta línea, tampoco tiene nada que le haga romper esquemas, pero ni falta que le hace. Ni su elevada carga erótica, ni apostar por un estilo musical retro y personal, ni hacernos seguir a los “malos” a las primeras de cambio son cosas que sorprendan a estas alturas en televisión. Está claro que 'The Americans' no sobresale por este costado, pero que nadie confunda la ausencia de esencia revolucionaria con falta de originalidad, atrevimiento o buen hacer. De todo esto va bien servida.
Un par de apuntes finales. La serie corre a cargo de Joe Weisberg, un guionista con una ficha tan sorprendentemente reducida como la de, por ejemplo, Nic Pizzolatto ('True Detective'). Keri Russell, Matthew Rhys y Noah Emmerich, el trío protagonista, realizan un trabajo digno de mención. Apuntado esto, sobra decir que desde ya estoy esperando con muchas ganas el comienzo de la segunda temporada. El 26 de febrero me espera mi primera cita semanal con estos "americanos".