Si todavía no sabes si Martin Hart y Rustin Cohle saldan la deuda que tenían pendiente tras diecisiete años de investigación, te recomiendo no seguir leyendo. ¡Atención Spoilers!
Durante estas últimas ocho semanas, me he limitado a disfrutar e intentar contener mi entusiasmo alrededor de
'True Detective', esperando a que remachara la faena. Una vez acabada
la etapa de los “easy, motherfucker”, ahora lo que toca es dictar un
veredicto al conjunto. Creo que a nadie le pillará por sorpresa si
comienzo diciendo que todavía ando quitándome el babero. Sí, he disfrutado mucho, muchísimo con este primer volumen. Desde el final de 'Breaking Bad, hace ya cosa de seis meses, no deseaba con tantas ganas de que fuera lunes. Por eso, tras deleitarme con una conclusión que ha hecho justicia al camino recorrido, tengo que admitir que he sentido tanta satisfacción como alivio. Pese a que me quede con ganas de más, me alegro de que el caso acabe en este punto y no se estire más de la cuenta. Se ha cazado al asesino de Dora Lange, pero no al culto detrás de las decenas de asesinatos de mujeres y niños que durante décadas han asolado Louisiana. Algo que me parece un acierto, ya que permite a Marty y Rust escapar del tópico (uno de muchos) de que los héroes al final del relato tienen que acabar con todos los villanos y las organizaciones secretas y oscuras que se esconden tras la cortina. Su papel en esta historia debía alcanzar el clímax y acabar en Carcosa.
Un clímax que no era amplificado con una revelación de última hora, sino por una secuencia tenebrosa, impactante y repleta de tensión. Tras diez minutos desorientados en un laberinto, Cohle era apuñalado, Hart recibía un hachazo en el pecho y, en el último suspiro (como debe ser), acaban volando la tapa de los sesos al hombre espagueti. La gran sorpresa resultaba ser el descubrimiento de que ninguno de los dos protagonistas moría en acto de valor. Reconozco que contaba con que uno de los dos lo haría (tras el hachazo llegué a pensar que lo harían ambos), pero nuevamente mis pronósticos no se cumplían. Una tónica que se ha repetido a lo largo de toda la temporada. Pizzolatto ha demostrado tener una gran habilidad para llevar al espectador de un lado para otro, según su antojo, pero manteniéndose siempre fiel a un mismo estilo. Apoyándose en muchos guiños y referencias ocultas, pero sin recurrir a giros efectistas. El caso ha sido en todo momento una excusa, pero no por ello creo que haya que desmerecer su planteamiento, desarrollo y conclusión. Me ha parecido inteligente, perturbador y muy bien conducido. Sobre el papel no romperá ningún esquema, pero sí visualmente. Sin duda, un complemento perfecto para un viaje de ochos capítulos que, desde el principio, tenía un único propósito: mostrar la transformación de dos hombres, dos detectives, dos formas de entender y afrontar la vida, dos personajes para el recuerdo.
Este primer volumen ha sido una odisea de diecisiete de años (1995-2012) que acaba con los dos protagonistas regresando a casa (por decir algo) como héroes. Tocados y casi hundidos, pero saldando la deuda que tenían pendiente con Dora Lange. No han podido derrocar a todos los poderosos, pero han cazado al monstruo que les esperaba al final de Carcosa. Un villano que con cinco apariciones, unas cuantas menciones y un dibujo hecho por un niño, ha contribuido para que esta historia fuera todo lo siniestra e inquietante posible. Todos somos conscientes de que en el mundo hay hombres malos, pero de vez en cuando hace falta que te lo restrieguen por la cara para que espabiles. Le pasa a Marty al ver la cinta de vídeo, le pasa a cualquiera al recordar que hasta el pintor del colegio de tus hijos puede ser un bicho raro de cuidado. Pizzolatto se ha recreado en esta idea, pero además ha acertado envolviéndola de misterio y misticismo. Hasta el punto de hacerme dudar de si tanta oscuridad no terminaría llevando al caso de investigación hasta un plano sobrenatural. Por fortuna, aunque el propio creador sopesara esa posibilidad, se ha mantenido dentro de unos parámetros realistas, matando el gusanillo a través de las alucinaciones, previamente estipuladas en las reglas de la partida. De esta forma, ha conseguido mantener que este primer volumen destaque por lo que es a fin de cuentas: una clásica pero brillante radiografía de dos detectives, de la maldición que les persigue y de una investigación de asesinato a la antigua usanza.
'True Detective' no revoluciona los dramas detectivescos, pero tiene varios diferenciales que hacen de ella una refrescante opción dentro de un género eterno y tan manoseado como es éste. Véase su apuesta visual, el articular la narración mediante saltos temporales y unos tramposos testimonios a cámara, o el interesante ejercicio de reflexión al que invita con cada intervención del filósofo de Rust. Un último punto que en varias ocasiones ha llegado a rozar el límite de la pedantería, pero del que siempre salía airoso gracias al trabajo de un inconmensurable Matthew McConaughey. Cierto es que Woody Harrelson no se ha quedado atrás, pero será "Mateo" quien se va a cansar de recoger galardones durante los próximos meses. A su compañero le quedará el (nada despreciable) premio de consolación de los ratos pasados en tan buena compañía femenina. Detrás de las cámaras, no quiero acabar sin volver a hacer una nueva mención a la labor de Pizzolatto y Fukunaga. Esta vez no toca destacar
sus hazañas, sino resaltar su apuesta a la hora de echar el telón. Con un embaucador
travelling que repasaba y despedía las localizaciones más emblemáticas del caso, y con un último monólogo de Cohle que, haciendo gala de un optimismo mesurado, iluminaba a su compañero con un final feliz para dejarle (dejarte) mirando, literalmente, a las estrellas. Una elección preciosa y anticlimática para cerrar el círculo (plano) de la vida de estos dos detectives.
Después de disfrutar y conectar al 100%, con lo propuesto por este primer volumen, ahora toca prepararse para lo que propondrá el segundo asalto. Creo que no exagero si digo que este nuevo volumen, a priori, lo tiene todo en su contra. Hart y Cohle dejan el listón demasiado alto, pero más allá de impresiones subjetivas, la realidad es que se avecinan muchos cambios. Pizzolatto contará con el apoyo de una sala de guionistas, Fukunaga y el casting principal no repetirán, mientras que el caso seguirá a "mujeres duras, hombres malos y la secreta y oscura historia alrededor del sistema de transportes de Estados Unidos". Palabra de Pizzolatto. De todas maneras, HBO todavía ni ha dado oficialmente luz verde a esta segunda temporada, aunque es cuestión de tiempo. Más que nada porque 'True Detective', con las audiencias acumuladas de esta primera temporada, se ha convertido en el mejor debut de una serie de HBO desde ‘Six Feet Under’ en 2001. Los datos obtenidos por el capítulo final (doblando a los obtenidos en su puesta de largo) sólo han venido a confirmar que ha terminado siendo todo un acontecimiento televisivo. Una agradable sorpresa que una serie tan de nicho, tan de HBO, apunte maneras de acabar siendo más un fenómeno de masas que de culto.