Las
“series de nicho” tienen el propósito de llegar a un público muy específico y, a priori, reducido. Minoritario, si se prefiere. Una parte de la audiencia total que busca propuestas diferentes y que está necesitada de formatos, géneros e historias (casi) sin explotar. Para que nos entendamos, persiguen ese tipo de ficción que, por normal general, suele asociarse automáticamente con el cable americano. Al menos esto es lo que dicta la teoría (generalizada), pues como se dice siempre, luego en televisión todo es posible. Especialmente en ese faro de la ficción internacional que es Estados Unidos. Donde igual te encuentras con un producto como 'Hannibal' emitiéndose en abierto por NBC, como con que una serie de nicho, con el paso del tiempo y de las temporadas, acaba convertida en un fenómeno de masas. Para sorpresa de todos. Exactamente esto es lo que sucedió con
'Game of Thrones', 'The Sopranos', 'Breaking Bad' o
'The Walking Dead'. Auténticos revienta audímetros e iconos televisivos (y de la cultura popular) que nadie esperaba que lo fueran a ser. Ni siquiera sus propios responsables. Y muchos menos los canales que apostaron por ellas.
Destaco tan solo estos cuatro títulos, más que nada porque son los que considero como los principales referentes de series de nicho que han acabado siendo fenómenos globales. El caso de
'Game of Thrones', quizás, sea el menos sorprendente de todos, pues al adaptar una saga literaria que había vendido millones de libros antes de que HBO nos pusiera a medio mundo a tatarear el "
na na na na na", partía con cierta ventaja. Sin embargo, esto no debe restar ningún mérito al hecho de que un drama fantástico esté consiguiendo reunir millones de espectadores frente al televisor por todo el globo. Tan solo hay que recordar que el primer capítulo emitido por HBO reunió a 2.200.000 de curiosos. Y que tres años después, ya estaba reuniendo a cinco millones más. Y eso sólo en el primer pase, pues contando repeticiones y visionados bajo demanda (por no hablar de las descargas), los números se disparan hasta el punto de que 'Game of Thrones', al finalizar su cuarta temporada, conseguía hacerse con el (nada despreciable) título de ser la serie más vista de la historia de HBO. Un honor que hasta ahora estaba en posesión de 'The Sopranos'. La siguiente protagonista.
Si el gran mérito de 'Game of Thrones' es haber conseguido demostrar que el género fantástico también puede aglomerar a las masas frente al televisor, el de Tony Soprano y sus dos familias directamente fue abrir, de par en par, las puertas de la edad dorada de la televisión en la que nos encontramos. Introducir al primer antihéroe en los hogares americanos cambió la percepción de la audiencia a todos los niveles. Y gracias a este hecho, hoy en día, igual seguimos a un asesino en serie que a un policía corrupto. Como si este tipo de protagonistas hubieran estado paseándose por la televisión desde siempre. Además, lo consiguió batiendo records de audiencia. A lo largo de sus seis temporadas, pasó de
unos 3 millones de espectadores hasta los casi 12 millones que vieron su desenlace. Un capítulo final que, polémicas aparte, consiguió juntar más espectadores frente al televisor que el último partido de la NBA de 2007.
'The Sopranos' rompió moldes y acabó siendo más que una serie. Un fenómeno. Con el valor añadido de conseguirlo antes de la era de Twitter. Un caso que me recuerda en muchos aspectos al protagonizado, siete años después, por 'Breaking Bad'.
Cortada por la mitad a causa de la huelga de guionistas y con una audiencia en torno al millón y medio de espectadores. Este era el panorama de
'Breaking Bad' cuando finalizó su primera temporada. Por suerte, alguien en AMC (un tipo al que habrá que estar eternamente agradecidos) decidió que era preferible renovar a Heisenberg y Pinkman antes que atizarles con la guadaña de la cancelación. Y el resto es, literalmente, historia de la televisión. Tan solo volver a apuntar unos cuantos datos para entender el éxito detrás de 'Breaking Bad'. "Felina", su capítulo final, fue visto por 10.300.000 espectadores. Siendo, sin duda, uno de los mayores acontecimientos de los últimos tiempos y que, según Forbes, permitió a AMC embolsarse unos 250.000 $ por cada spot publicitario. Una tarifa que nada tenía que ver con los 75.000 $ que cobró en temporadas anteriores. Una cifras que sólo evidenciaron que 'Breaking Bad', como anteriormente pasó con 'The Sopranos', dejó de ser una serie de nicho, alcanzando (inesperada y merecidamente) la categoría de fenómeno.
Por último, toca comentar el caso de
'The Walking Dead'. Al igual que 'Game of Thrones', se trata de una adaptación, en su caso, de una serie de cómics que llevan publicándose desde el 2003. Desconozco si también se trataba de un superventas, imagino que sí, pero sinceramente no creo que importe realmente. O por lo menos, no es la base del éxito de la serie de AMC. A fin de cuentas, hace unos años, ¿quién iba a pensar que una serie de zombis iba a ser la más vista de la historia del cable? Tengo claro que ni siquiera lo pensaron en el propio canal, pues por algo sólo ordenaron una primera temporada de seis capítulos. Puede que no apostaran demasiado en el formato, pero lo hicieron que es lo que importa. Sobre todo porque se trataba de una arriesgada apuesta... que demostró ser todo un acierto desde su misma puesta de largo, donde consiguió algo más de cinco millones de espectadores. Unos datos que quedarían muy alejados de los 16 millones que obtuvo en el arranque de su cuarta temporada. Sin olvidar que ha sido coronada como la serie más vista de la temporada 2013/14 en la franja comercial, superando a 'The Big Bang Theory' y 'Modern Family'.
Los datos de audiencia logrados por estas series (de nicho) tienen aún más mérito porque al emitirse en canales del cable básico (AMC) y premium (HBO), no alcanzan al mismo número de habitantes que las ficciones emitidas en abierto. Poniendo en contexto, AMC llega al 85% de los hogares americanos suscritos a la televisión de pago (cerca de 100 millones), mientras que HBO tan solo al 30% (algo menos de 30 millones). Un factor que a la vez resulta bastante significativo para considerarlas como las series de nicho que son. O eran. O como se prefiera interpretar. De todas maneras, con esta afirmación no quiero llevar a nadie a la típica confusión de pensar que todas las series del cable son de nicho. Lo que no cambia que sea cierto que proliferan más en la televisión de pago que en abierto, como es lógico. Apuntado esto, ¿existen otros casos similares al de estas cuatro series? ¿
'The Wire'? Por mucho que su repercusión y reconocimiento hayan incrementado considerablemente, sobre todo tras abandonar la sombra de 'The Sopranos', sigo pensando que para el gran público en general sigue siendo bastante desconocida. Como pasa con
'Mad Men'. No me cabe duda que también es un icono televisivo, pero los algo menos de dos millones de espectadores que vieron su último capítulo emitido, la midseason finale de su temporada final, vuelven a demostrar que se le da mejor acaparar elogios y premios que audiencia. Vuestro turno, ¿se os ocurre algún otro caso de serie de nicho que acabó siendo un fenómeno de masas?
Remato la parrafada, destacando varias consecuencias derivadas del éxito de estas cuatro series. Por un lado, incentivan a los canales a seguir arriesgando con propuestas diferentes, pero por el otro, puede que hayan subido el listón en torno a los objetivos marcados para este tipo de oferta. Por no hablar de que ahora son muchos los que piensan que como 'Breaking Bad' ha arrasado, un título similar podría hacer lo mismo tanto en la televisión en abierto americana como en cualquiera del resto del mundo. Incluida la de España. Un argumento que no puede estar más lejos de la realidad. No hay que engañarse, como tampoco hay que dejarse cegar por el
forofismo que hay detrás de ese argumento. 'The Sopranos', 'Breaking Bad', 'Game of Thrones' y 'The Walking Dead' han sentado un interesante-peligroso precedente. Pero en ningún momento hay que olvidar que estamos hablando de series de nicho que, como tal, iban dirigidas a un público muy específico y, a priori, minoritario, pero que por diversas razones (algunas inexplicables), ahora forman parte de la cultura popular. A fin de cuentas, como reza el dicho, no son más que la excepción que confirma la regla.