Para reflexionar sobre estos trece episodios, voy a comentar algún detalle concreto de la trama, así que si no quieres saber nada de nada, será mejor que no sigas leyendo. ¡Atención Spoilers!
Una vez vista su primera temporada, evidentemente ya he salido de dudas con respecto a la gran duda que arrastraba desde que viera aquellas imágenes de presentación. En realidad, lo hice tras ponerme con su primer capítulo (estrenado junto al segundo en la misma noche). Tal y como era de esperar, 'The Last Man on Earth' no hizo justicia a su título durante demasiado tiempo. Así, lo que comenzó como una especie de 'Náufrago' con un séquito de "Wilsons", en un fantástico homenaje a la película protagonizada por Tom Hanks, en seguida tornaba en una historia sobre unos Adán y Eva modernos. Pero un capítulo después ya trataba sobre un triángulo amoroso post-apocalíptico... y cuando quise darme cuenta, estaba asistiendo a una especie de camarote de los Hermanos Marx. En definitiva, los "Alive in Tucson" de Phil provocaron que acabara siendo el Presidente de los Estados Unidos de una comunidad compuesta por un total de ocho supervivientes del virus (no me olvido de la vaca). Un virus del que no se sabe nada y no se sabrá; y no pasa nada. Mcguffin Alert!
La temporada me ha gustado en líneas generales, pero admito que mi entusiasmo inicial fue decayendo con el paso de los capítulos. Desde el principio lo que más me cautivó fue el trabajo de producción que hacía posible ver una torre de jenga en la entrada de la casa de Phil, un salón repleto de basura o incluso una cabeza de T-Rex en la mesa del comedor. Una cantidad de horas de trabajo detrás de las cámaras que sirvieron multitud de detalles y situaciones simpáticas. Desde prender fuego a una pila de rollos de papel higiénico con un lanzallamas hasta "hacer la compra" a brazadas. Los dos primeros episodios, en los que el protagonista hacía lo que le daba la real gana, dieron mucho juego explotando el concepto de "¿qué harías si fueras la última persona en el planeta?". Desde luego que Will Forte (creador, productor y protagonista) se debió de quedar bien a gusto trasladando a la pantalla muchas de sus fantasías post-apocalípticas. Más allá de las ocurrencias de Phil en sus días como el último hombre en la Tierra, también destaco positivamente el factor sorpresa de no saber muy bien qué esperar en cada nueva entrega. Desgraciadamente, con la llegada de nuevos supervivientes, este factor fue diluyéndose a medida que también lo iba haciendo mi entusiasmo con la serie. Más por culpa de su protagonista que por cualquier otra razón.
Will Forte ha dado vida, en toda la extensión de la palabra, al último cretino en la Tierra. Un cuarentón con la mentalidad de un adolescente; con un carácter egoísta, envidioso e insoportable. Cuando una serie gira sobre un protagonista de las características de Phil, resulta imprescindible que cuente con algún atributo que despierte empatía, o por lo menos simpatía, en el espectador. Al principio fue así, pero sus constantes meteduras de pata hicieron que pasara de dar lástima a acabar siendo defenestrado por el resto de supervivientes. Cierto es que, cada dos o tres episodios, protagonizaba un momento de arrepentimiento, pero nunca llegó a dar la impresión de estar aprendiendo nada de sus errores. Diría que con caída que sufría... el protagonista se levantaba aún más cretino. Un comportamiento algo desesperante que modificó el tono cómico de la serie (pasando del gamberro inicial a la vergüenza ajena). Y cuando la serie estaba a punto de volver a hacer justicia a su título, en el último instante, Carol llegó al rescate. Un inmerecido salvavidas que espero que sirva para que el personaje cambie radicalmente de cara a la segunda temporada (que ya está confirmada oficialmente por FOX). Algo que no me creo ni dejándolo por escrito. De lo que sí que estoy seguro es que estaré ahí para comprobar si Carol consigue lo imposible. Friggin' Phil!
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