Con algo de retraso, una semana después de la emisión del 6x08 "Start to Finish" de 'The Walking Dead', reflexiono sobre la primera mitad de la sexta temporada. ¡Atención Spoilers!
Es la primera vez desde que Scott Gimple se hizo con la silla de showrunner que pienso que ni ha sabido planificar una primera mitad de temporada ni dosificar a tanto personaje. Dos pegas a las que sumar ESO que ha eclipsado mediáticamente a todo lo demás. La sexta temporada arrancó con más energía que nunca, pero tras el “Glennazo” tiró de freno de mano y se ha despedido hasta febrero marchando al ralentí. Una pena porque la tesis central (uno para todos y todos para uno) y las tramas principales (la estratagema de Rick y la amenaza de los lobos) eran buenas ideas. Sin embargo, dar demasiado peso a los “camisas rojas” y reservarse el colofón final de todas estas tramas para el año que viene, hacen que estos primeros ocho episodios me hayan sabido a muy poco. Exactamente igual que una midseason finale que prometía compensar la relajación de las últimas semanas pero que era interrumpida cuando parecía que empezaba lo bueno. Sólo espero que la serie regrese en febrero (el domingo 14) con las mismas pilas con las que arrancó la campaña.
Los tres primeros episodios, además de por la acción y las hordas de zombis, destacaron por una coralidad muy bien llevada. Ya fuese poniendo el foco en los de afuera como en los de adentro, las tramas eran abordadas en grupos. A partir de aquí, primero con el flashback de Morgan, luego con los autóctonos de Alexandria y siguiendo con el monográfico de Daryl (y un poquito de Sasha y Abraham), la serie regresaba al "método Gimple" de centrarse en unos pocos personajes. Un método que me gusta y que sienta de maravilla a la serie, pero que esta vez no aportaba demasiado. En resumidas cuentas, tres episodios normalitos (el de Morgan me gustó pero iba encajado en el peor momento posible) que tranquilamente podría haberme saltado y no me hubiera perdido nada destacable más allá de no entender la nueva vestimenta de Abraham o preguntarme qué ha pasado con la ballesta y la moto de Daryl. Cuestiones menores aparte, el séptimo episodio (para mí el más flojo de este tramo) tampoco pisaba el acelerador, por mucho que despejara la incógnita de Glenn, y volvía a servir para hacer tiempo antes de que la torre destrozara parte del muro y diera comienzo una invasión que, desde la llegada a Alexandria, estaba cantado que acabaría produciéndose.
Mis esperanzas de que la midseason finale recuperara el buen hacer de los primeros episodios se esfumaban a los cinco minutos cuando todo el mundo volvía a dispersarse en pequeños grupos... para encerrarse en el interior de las casas. Siendo Maggie la única descolgada para que Glenn pudiera comprobar (sutilmente) que su mujer seguía siendo una muerta viviente. Tras un arranque prometedor, la acción dejaba paso a una pelea entre adolescentes, un choque entre dos adultos irreconciliables y tres personajes atrapados en un garaje que, pese a haber gozado de mucho más protagonismo que otras estrellas en esta parte de la temporada, sigo pensando que tienen los días contados. Tres tramas subsidiarias de la despedida de Deanna, la víctima destacable que se cobra esta mitad de temporada para cumplir con la tradición. Recapitulando, todo acaba de la siguiente forma: los adolescentes obligando a Rick a recordar el viejo truco de embadurnarse con tripas de zombi; Carol y Morgan en K.O. técnico; Rosita, Tara y Eugene acudiendo al rescate para... entregar sus armas al rival; y, por último, Deanna enfrentando (por fin) a los zombis a su puerta, aunque no tenga sentido que decida sufrir una muerte horrible a cambio de pegar cuatro tiros de fin de fiesta.
Turno para el tema que ha acaparado toda conversación sobre ‘The Walking Dead’ durante este otoño: la tramposa muerte de Glenn. Una engañosa decisión que me parece muy desafortunada de cara a la credibilidad de la serie y que desde ahora obliga (aún más) a mostrar (bien mostrado) el cadáver de turno antes de dar a nadie por muerto. En una serie de estas características, jugársela con un farol tan evidente sólo acrecienta la percepción de que “casi nadie está a salvo”. Así, la muerte de Glenn esquiva servir a un propósito interesante (volver a hacer creer, como en los inicios, que cualquier personaje puede caer en cualquier momento) y a cambio reafirma que en ‘The Walking Dead’ hay dos tipos de personajes: los intocables y los de la diana en el pecho. Y que el grupo de los primeros cada vez es más amplio. Me vuelvo a repetir, pero en una serie de estas características, y por mucho que los personajes anden continuamente salvándose en situaciones imposibles, resulta necesario un mínimo de realismo. Glenn ocultándose bajo un cubo de basura y evitando ser devorado por decenas de zombis, no es verosímil y sienta un peligroso precedente.
Por último, si me pongo a repasar los personajes que han gozado de su momento de gloria en estos ochos episodios, y no me refiero a las cuotas de protagonismo, creo que únicamente me quedaría con la astuta (pero fallida) estratagema de Rick y Carol tirando del carro contra los lobos. En cuanto a al resto, simplemente no han estado o no han brillado como en ocasiones anteriores. Mención especial para los casos de Daryl o Michonne, dos intocables sin peso en esta tanda. Espero que el tal Neagan, el nuevo villano que ya asoma por el horizonte (en forma de prólogo), no tarde demasiado en poner en aprietos al unificado (pero disperso) grupo de Rick. Claro está, siempre y cuando el niño de las galletas se dé cuenta que caminar entre zombis y llamar a tu madre no es buena idea.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
"ahora obliga (aún más) a mostrar (bien mostrado) el cadáver de turno"
XD) Estas indignado eh! A mi tambien me ha parecido muy patillero el Glenazo, hay otro momento tambien patillero cuando Rick esta atrapado en el autobus y no nos dan ningun tipo de explicacion como sale, mas alla de esto los monumentales dos primeros capis compensan
Saludos!
Olhadolh, no diría que estoy indignado pero me da rabia. Han malgastado una mano ganadora para generar mucho ruido mediático... y dejar todo como estaba. Eso sí, a costa de la credibilidad de la serie. A mi parecer, una jugada desafortunada y que pasará factura.
Ahora que comentas lo de Rick, también me llamó mucho la atención que no mostrarán cómo escapaba de la caravana. No me extrañaría que en la segunda mitad de la temporada se marcaran un episodio centrado en él, explicando qué pasó exactamente. Realmente creo que lo dejarán pasar, pues aquella "huída en off" tampoco parece que sea tan relevante y que dé para mucho más.
Dos o tres grandes episodios por cinco normalitos. Espero que el saldo del resto de la temporada sea mucho más positivo.
¡Saludos!
Esta serie, para mí, siempre es un quiero y no puedo. Promete y promete mucho lirili y al final, poco lerele. No sé si me explico :-P Creo que la única temporada que me gustó de verdad fue la primera.
Ahora, lo que tú bien llamas Glennazo (porque rima con gatillazo, no?) es para matar a los guionistas. No se puede ser más tramposo y más cutres, hombre! O sea que se cae en medio de una horda y ¿ni un rasguño? Venga ya! Y peor aún si lo comparas con lo de la señora Deanna, que se cae un momento y se lleva un bocado. Qué pasa, que se ha caído encima de un zombie con la boca abierta? (o igual me he perdido ese momento...).
En fin, lo que tú dices. Empezó fuerte y la cagaron bien cagada. Poco me espero ya de la segunda parte. A ver si así me llevo una alegría ;-)
¡Un abrazo, boss!
La 'glenada' ha sido, sin duda, lo peor de TWD hasta ahora. Y a esta media temporada no me atrevería calificarla de decepcionante, pero sí de desconcertante. Tres primeros capítulos a toda pastilla, que entran en el top de mejores capítulos de la serie, y después el extraño corte con el de Morgan en plan 'pequeño saltamontes' y vuelta a la normalidad de The Walking Dead.Lo mejor es la inquietante aparición de Neagan.
Me ha llamado la atención que, después de bastantes temporadas, los zombies se han vuelto a convertir en la primera amenaza mientras que hasta ahora eran los humanos el mayor peligro.
Efibi, vamos que si te has explicado. Perfectamente. Veo que has pillado lo del Glennazo, bien, bien. A veces suelto estas cosas y no sé si soy el único que las pilla.
En el mundo de TWD hay algunos personajes con la piel de acero mientras que otros la tienen de plastilina. Es la única explicación.
Lo bueno de que la primera mitad haya sido tan "meh" es que arrancaré la segunda con el listón de expectativas más abajo.
Arturo, precisamente porque los tres primeros episodios podrían entrar entre los mejores de la serie (en mi caso los metería en una lista de "episodios trepidantes"), el resto de la temporada acaba resultando decepcionante. Pero estoy contigo en que es desconcertante, sobre todo en la manera que está planificada.
Ya tocaba que los zombis volvieran a ser la amenaza principal, aunque la llegada del tal Neagan hace presagiar que volverán a ceder el puesto a los humanos.
¡Saludos!